Jean Messiha.
En los últimos días se ha hablado mucho de Bernard Tapie. No por un oscuro lío financiero en el que estaría involucrado el empresario, hoy gravemente enfermo. Esta es, por supuesto, la agresión salvaje y odiosa de la que él y su esposa fueron víctimas en su magnífica casa en Moulin-de-Breuil en Combs-la-Ville hace unos días.
A partir de revelaciones basadas en fuentes policiales, además nunca negadas por los propios Tapies, indiqué que este hombre que tanto había trabajado por la inmigración y tan denunciado las “fusiones” entre inmigración, acababa de vivir la cruel experiencia.
Me sobrevino una avalancha de insultos y críticas. Incluidos los periodistas, si podemos llamarlos así, como Jean-Michel Apathie. Sufrí un asalto en orden en el rodaje de «Touche Pas à Mon Poste» el lunes 5 de abril, Stéphane Tapie, hijo de Bernard, invitándome a quedarme en casa y callar la boca. Y para cerrar el debate sobre el vínculo entre inmigración y delincuencia, cita el comportamiento ejemplar de Lassana Bathily durante la toma de rehenes asesina del Hyper Cacher en 2015, aunque se ha dado a conocer la heroica historia de este migrante ilegal maliense. por los propios rehenes.
De manera más general, los orígenes y el color de la piel están muy habitualmente en el centro de las indignaciones de los bien pensantes. Adama Traoré, Michel Zecler, Georges Floyd y más antes los jóvenes Ziad y Bounia… Tantos dramas donde se trataba de negros, norteafricanos, etc. La inmigración de víctimas es, pues, objeto de todas las atenciones del sistema político-mediático, mientras que para torturar a la inmigración la consigna podría ser la que recientemente utilizó Audrey Pulvar: “¡ Blanco, cállate! «.
Peor aún, un solo gesto positivo de un inmigrante es inmediatamente recuperado y explotado sin ninguna decencia por los medios de comunicación y los políticos, lo que a menudo da lugar a la creación de una leyenda y … ¡a la naturalización en el proceso! Pero cientos de miles de delincuentes o agravios que emanan de la inmigración, allí se lleva a cabo una espesa omerta y ¡cuidado con quien avive algo en ella! Con su notable honestidad intelectual y su enfoque profundamente democrático del debate de ideas, Cyril Hanouna me permitió venir y defenderme al día siguiente de la habitual manada de mis detractores.
Pero volvamos al comienzo de esta controversia. ¿De quién sostienen los policías que los atacantes son tres negros y un norteafricano? Bueno, de la propia pareja Tapie. Oh, pero para los antirracistas autoproclamados, dar el perfil racial de sus atacantes es un crimen de lesa majestad. Tenías que decir «gente joven». Muy bien. ¿Pero de qué tipo? » Bueno, el joven, eso es todo «. Es. Por tanto, Tapie debería haber presentado esta descripción a la policía. Una descripción desarraigada. Habría sido una buena postura antirracista de su parte. Pero eso no es precisamente lo que dijo. De repente, la familia Tapie y los medios de comunicación me critican por haberme hecho cargo de la descripción de los Tapies.
Pero aún más, lo que me asombró por completo fueron las revelaciones de André Bercoff, locutor de Sud Radio en su entrevista con Bernard Tapie, de quien es amigo desde hace mucho tiempo, después del hecho. El hombre muy consternado, y lo entendemos, le confesó su consternación: » Les dije que siempre había estado de su lado » , les dijo Tapie a sus atacantes con la esperanza de hacerlos entrar en razón. A esto, no recibió respuesta como un despectivo » vete a la mierda «, sus atacantes continuaron golpeando con más fuerza, especialmente a su esposa.
Por lo tanto, haber estado de su lado debería haber constituido inmunidad a los ojos de Tapie. Bueno, no, querido señor. Deberías hacer un poco de historia. Los invasores nunca perdonan por mucho tiempo a los ingenuos o los traidores que les abrieron la puerta.
Sin duda pensaste, como toda la gran burguesía proinmigración francesa, que la población blanca y los inmigrantes asimilados eran buenos para las masas «que vivían juntas», pero ¿que tu fortuna te ahorraría dolores y peligros? Sin suerte. Los muros de tu dominio no los detuvieron. Y no perdonarán a nadie. No, nadie.
¿Me reprochan haber relatado este asunto en estos términos? Me da igual. ¿En nombre de qué debería, pues, silenciar lo real?
Han pasado años que ser blanco te ha releído a la esclavitud, el colonialismo, el racismo y te han dicho que es la realidad de la historia. Muy bien. Bueno, la realidad hoy también es que la inmigración árabe-afro-musulmana está considerablemente sobrerrepresentada en la delincuencia, la criminalidad, el fanatismo religioso y ni siquiera estoy hablando de terrorismo. Así que ahora no se trata de recibir golpes sin devolverlos. Soy un buen cristiano excepto en un punto: no pongo la otra mejilla. Extiendo mi puño. Políticamente, por supuesto.
Insisto en hablar de lo real porque ocultarlo nos impide resolver los problemas que agobian a nuestro país. Durante años, hemos estado experimentando una inmigración de asentamientos árabe-afro-musulmanes. Y nos dicen a lo largo de los años que las cosas van muy bien, que se está dando una convivencia serena y pacífica y mejor, que nos enriquece esta inmersión lenta. Bueno, ya es hora de decir LO QUE SE NECESITA.
No, no va tan bien. No, no es tan pacífico. Y no, francamente, este proceso está muy lejos de enriquecernos. Hablar así nos conducirá, al parecer, hacia una guerra civil.
Es todo lo contrario. Deteniendo este asalto mientras aún hay tiempo, y nos queda muy poco, podemos prevenir la guerra civil. Pero el campo anti-Francia no quiere esta resistencia, porque quiere que en 20 o 30 años el pueblo francés no tenga más remedio que someterse o renunciar porque el número estará en su contra.
Voy a terminar con esta historia de “estigmatización” de la que estamos escuchando. ¿Ha notado que siempre que los gitanos están involucrados en un caso de agravio, criminal o desorden público, los medios de comunicación no dudan ni un segundo en referirse a los perpetradores como «Viajeros»? Allí nadie se escandaliza por lo que contribuye a estigmatizar a una población que ya no está mal. Por otro lado, es un clamor increíble si se pronuncian las palabras «inmigración», «Magreb» o «africanos». ¿Por qué ? Es muy simple. Los gitanos son blancos que, además, no viven como otros blancos. Así que apúntelos con el dedo. Pero los árabes y los negros están santificados, casi deificados.
Toda esta hipocresía se acabó. La izquierda y la derecha han decidido desde hace unos años poner la raza en el centro del debate político, para designar a una, la raza blanca, como la mala raza culpable de todo y a las otras como víctimas de todo. Ha llegado el momento de la verdad. Pondremos todo sobre la mesa y los franceses saldrán poco a poco del letargo sedante de la doxa pseudoprogresiva y antifrancesa. Estamos en casa y lucharemos por seguir siendo quienes somos donde estamos. Es decir, quedarse y vivir francés en Francia.