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Pedro J Ramírez, entre la audiencia y la más absoluta miseria

Redacción




Luis Bru.

Pedro J Ramírez se encamina hacia la más absoluta miseria; bueno, ha entrado ya. La audiencia de El Español no se creíble ni verosímil y le ha costado caro a ComScore, el medidor oficial, del que se han dado de baja PRISA-El País, Vocento-Abc. Pedro J, que pretende ir de triunfador cuando ya la diosa fortuna le ha dado la espalda, hizo una apuesta dudosa, para algunos tramposa, por la audiencia, comprándola a alto precio, o pasando a participar a once webs que unían su URL a la de El Español, O sea, que si uno entra en Crónica Global, Cataluña, entra en El Español, si entra en Navarra Confidencial, entra en El Español, si en Diario de Avisos, Canarias, entra en El Español, incluso si, guiado por el amor a la gastronomía, entra en Cocinillas, hace lo propio en El Español.

Esa estrategia costosa y dudosa podía haber tenido éxito, con un digital romo, sin exclusivas y sin pulso, si la publicidad hubiera funcionado, porque las agencias son para echarlas de comer a parte, pero ha sucedido, pandemia por medio, que la publicidad ha sufrido un descalabro y todo el mundo anda buscando que lo financien los lectores. El Español se encuentra en la peor de las situaciones posibles: ha comprado audiencia muy cara y no tiene suscriptores, además ha descapitalizado la redacción. ¿Quién se va a suscribir un digital que cojea, vamos, que es una mierda, y que, como le dijo Pedro J su hija María Ramírez, no representa ninguna comunidad? Salvo, eso sí, la de Ciudadanos, pero esa está de capa caída y mejor ni nombrarla. Y los guiños vergonzantes, en ideología de género, a la que tan adicta es la vicepresidenta de El Español y esposa de Pedro J, Cruz Sánchez de Lara, no resultan creíbles; le hace abandonar la derecha y en la izquierda está de más. Las suscripciones han ido en caída libre sistemáticamente; en 2016 facturó 825.875 euros, en 2017 bajó a 676.791 y en 2018 a 586.566, según los datos aportados por la misma empresa al Registro Mercantil.  Ahora pide suscriptores y está generado un muro también vergonzante. En las escuelas de negocios quizás se estudie mañana el caso de El Español, que murió por tener la audiencia muy alta.