Enrique de Diego.
¿Eres imbécil o tonta del culo, Rocío Monasterio? ¡No te enteras de nada! Te cuelan los inmigrantes por el aeropuerto y tú te callas. No protestas, no pones el grito en el cielo. Está encantado de haberte conocido. Te has vuelto tibia, ni fría ni caliente, de esas que estás para vomitarte. Te has acomodado a tu puesto de portavoz en la Asamblea de Madrid, tú que venías a acabar con las autonomías.
Todos los votos que sacáis están en un alto componente marcados por vuestro discurso contra la inmigración ilegal, la única que hay, ¿cómo va venir inmigración regular en un país con 5 millones de parados? Y de qué van a vivir todos los que llegan en avión…¿Del aire, de los fondos públicos o del delito? Piensa. ¿Dónde duermen? ¿En los asilos para españoles, que han pagado impuestos?
Ya no dices nada, ya no batallas, ya no incomodas, tibia. Estás apoltronada. Claro, cómo tú no los ves, cómo tú no sufres las consecuencias, cómo hasta El Viso no llegan, aún, sus ecos. ¿Recuerdas? Ese era tu discurso, que la gente de izquierdas no vive en los barrios, como Carabanchel, Aluche o el mismo Lavapiés y no sufre la inmigración descontrolada. Y ahora está más descontrolada que nunca, con Canarias invadida y repartiendo Cruz Roja inmigrantes por toda España, soltándolos a las calles, a los barrios.
¿Te sientes muy a gusto con la marisabidilla de Isabel Díaz Ayuso y el trepas de Ignacio PaniAguado, eres de la derechita cobarde, qué ya no dices nada, que no te rasgas las vestiduras, que dejas que mienta el Gobierno con esa patraña de los vulnerables? ¿Aceptas, por el sueldo, el discurso de mentiras de lo políticamente correcto? Tibia, más que tibia, ¡gánate el sueldo!
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