Enrique de Diego.
He dudado en escribirte porque no tienes consistencia, eres flácido y fofo, eres un mañaco, Pablo, Pablito, Pablete, cagica, que no tienes otra profesión que la política y eres un buen papagayo y te tienes aprendida bien la lección, que te sitúas, medroso, por donde viene el aire, al sol que más calienta y andas para atrás como los cangrejos, de 4 diputados en Cataluña pasas a tres, por errores que vienen de la época Aznar, el alucinado, cuando le cortó la cabeza a Alejo Vidal-Quadras y proscribió el discurso españolista y de la corrupción rampante, que ha practicado todo el PP, sistémica, también el PSOE y Podemos como el presunto chorizo de Juan Carlos Monedero, que con Neurona, ni sede, ni personal, se ha hecho un capitalito; la corrupción es el lubricante del sistema, el agua ponzoñosa que mana por las cañerías, así que no te hagas el estrecho, que vas a vender la sede de Génova, no para renovar nada, sino porque el negocio va mal, por necesidad, que con los 36 millones que puedes sacar no tienes para pagar los créditos de los bancos. Lo que tendrías que hacer es devolver el dinero a los contribuyentes o dárselo a las Hermanitas de los Pobres.
Hasta Cayetana Álvarez de Toledo te ha conocido bien: «Queda demostrada su incapacidad», sentencia la esfinge de acento argentino, globalista a fuer de no aclararse con su identidad. Vas a seguir ampliando por el centro, pues no amplíes tanto que te vas a quedar tu solito. Desfachatez lo de Génova, Pablo, Pablito, Pablete, cagica, que no sabes ni hacer oposición, que pareces un merengue, que cuando te golpeas una mano con la otra no sale ningún ruido. Portavoz de Rajoy, chico de los recados de Aznar y de Espe, lacayo adiestrado que no das para más. Aquí no dimite nadie, no ibas a dar tu la nota, cuando llevas toda la vida viviendo de esto, cuando no has pagado una nómina, ni has creado un puesto de trabajo. Habrá que licenciaros a todos, incautarse de vuestras redes y tener una democracia de verdad y no este cachondeo que nos ha llevado a la ruina. Pedazo de incapaz.