Mike Sala.
“He estado en Parler y es un pozo negro de racismo y odio sin tapujos”, rezaba el titular de un enlace de prensa que recibí por las redes sociales hace unos días. El artículo estaba alojado en eldiario.es, uno de los digitales de referencia de la izquierda en general y de la muchachada de Podemos en particular. Pero no lo había escrito ningún plumilla de la banda del infantil Ignacio Escolar. La autoría del artículo, reproducido con permiso, pertenece a Malaika Jabali. Una mujer con nombre de película de Disney que se define como “escritora, abogada, activista y columnista de The Guardian, nada menos. Así que viendo el historial de su cuenta de Twitter y el contenido de sus publicaciones, que invariablemente van dirigidas a hablar de racismo contra la raza negra y a atacar a la policía, uno entiende perfectamente que ni a ella ni a Ignacio Escolar les guste una red social como Parler, ni estén por la libertad real de conciencia y expresión, ni por la libertad de publicación. De hecho, es muy sorprendente la acuciante preocupación del ecosistema progre ante la posibilidad de que Parler vuelva a estar operativa de aquí a un tiempo porque, como ya nadie puede negar, el progresismo defiende su libertad de expresión, su libertad de prensa, su libertad de manifestación, su libertad para organizar disturbios y desórdenes, y su libertad para prohibir cualquiera de las cosas anteriores a quien no se arrodille a los postulados progresistas y globalistas.
Y precisamente hablando de Parler, red social censurada y eliminada de la red por el apoyo que muchos de sus usuarios dieron a Donald Trump ante el fraude electoral cometido por el Partido Demócrata y sus verdaderos dueños, hace tan solo un par de noches que a algunos usuarios nos llegó un mensaje a la aplicación del móvil comentando la posibilidad de que esta red podría estar de nuevo operativa a finales de la semana en curso. ¿Fue tan solo un mensaje de prueba? El caso es que otros muchos usuarios no lo recibieron, pero esto ha servido para impulsar rumores basados en recientes noticias como el despido de John Matze, uno de los cofundadores de la plataforma, o también la posibilidad sin confirmar que Donald Trump hubiera aceptado adquirir el 40% de Parler, rumor que chocaría frontalmente con la posibilidad del próximo lanzamiento de una nueva red social auspiciada directamente por Trump.
El destino de Parler es todavía incierto. No ha trascendido si la plataforma está teniendo éxito en su búsqueda de alojamiento, o si el despido de uno de sus fundadores es un síntoma de que Parler busca el perdón de las Big Tech que en enero la borraron del ciberespacio. Sin embargo, otras redes alternativas y abiertamente activistas contra la censura, como GAB y FREEDOM.SOCIAL, ya vuelven a funcionar al 100% después de sufrir auténticos colapsos por la avalancha de altas de usuarios y el aumento de tráfico de datos. Ambas redes funcionan como un tiro, pero parece que Parler nos hará esperar un poco más.