Enrique de Diego.
Sois basura, todo el Parlamento canario sois basura, de la que huele muy mal, sois detritus, sois escoria, sois peor que las manriqueñas verduras de las eras, estáis para que os recojan con pinzas y os echen al camión de la basura, como los juguetes rojos e inservibles que sois. No servís ni para hacer el payaso, hacéis muecas contrahechas sin ninguna gracia. No decís más que tonterías, idioteces, gansadas para, por unanimidad, subiros el sueldo en plena pandemia, utilizando el sufrimiento humano para lucraros y no os ganáis el sueldo, lo vais a tener que devolver, todo lo que habéis depredado como buitres.
No representáis a nadie. Cierto que os han votado y los que os votaron tienen mucha responsabilidad en tener estos parlamentarios que no valen no lo que costó de bautizarlos. No aprobáis más que memeces. Que si Canarias «no puede ser una cárcel», que si el muelle no podía ser un campo de concentración. No tenéis imaginación, ni agallas, ni valéis una mierda. Repetís como loros, como cacatúas las mismas consignas manidas, que os hacen decir, que debéis decir para seguir en el machito, con vuestros privilegios onerosos y asquerosos, para cobrar el sueldo, parásitos, y no sudar la camiseta. No sabéis lo que es trabajar, no habéis creado ni un puesto de trabajo, no sabéis más que destruirlos; no sabéis más que hacer daño, con vuestro buenismo de diseño. Siempre las mismas chorradas al peso, las mismas frases manidas y sin sentido, con palabras huecas que han perdido su sentido primigenio.
Votáis todo por unanimidad, acojonaos, como un rebaño, como un pastiche de siglas, de nacionalismos de opereta, de izquierda de salón y de derecha de pastaflora. Tenéis vuestro grupo mascota, que no son los canarios, y habéis aprobado ¡por unanimidad! alojar a los menas en hoteles y utilizar todo el entramado de albergues, de los servicios sociales, que los vais a necesitar para vuestros sufridos y arrepentidos votantes, que se van a comer los mocos, con la que habéis montado, para los menas, huerfanitos de Teresa Rodríguez, y eso no es lo que piensan, a día de hoy, la inmensa mayoría de los canarios, que os desprecian, como las garrapatas que sois, siempre chupando la sangre del empobrecido contribuyente.
Nunca tanto debieron tantas desgracias a tan pocos, a vosotros, y no me olvido de esa subespecie llamada periodistas, que los tenéis a sueldo, con la publicidad institucional, y a esa cochambre de Tele Canarias. «No hay camas para tanta gente», coreaban los héroes de Las Rehoyas, que han iniciado la rebelión, como el alcalde de Móstoles ante los gabachos o Pelayo contra los sarracenos. Y no se referían a vosotros, que no tendríais donde caeros si no hubierais sentado plaza de garrapatas, de ociosos y cultiparlantes bocachanclas, de facinerosos sacamantecas, con vuestros rollos macabeos cada vez más alejados de la realidad, como Ana Oramás, que ahora no está el polvorín para estallar para que este calladita, o el vividor de Quevedo. No representáis a nada ni a nadie, los acontecimientos os han desbordado, por incapaces, y decís las mismas gansadas, las mismas paridas. Leed no las informaciones a sueldo, de falsos periodistas comprados, sino los comentarios de los aterrados canarios. Mirad como se suceden las manifestaciones de la sublevación en marcha. No llegáis a las próximas elecciones, basura ponzoñosa.
Sólo sois superados en parasitismo alelado y abobado por los concejales de Las Palmas que han aprobado ¡por unanimidad, siempre por unanimidad, un documento que compite en su inmundicia con el peor papel higiénico: «El documento recalca el carácter cosmopolita, multicultural, amable y solidario que tradicional e históricamente ha caracterizado a Las Palmas de Gran Canaria y propone fomentar una cultura amistosa y tolerante entre todos los grupos humanos que conviven en nuestra ciudad». Tararí, tarará. No se han escrito más chorradas, más falsedades y más obviedades para salir del paso. No es esa la cuestión, sino cómo se afronta una invasión pagada por los invadidos, con sangre, sudor y lágrimas y adiós al turismo, porque los plátanos os los vais a meter, concejales, por donde os quepan. ¡Basta ya de gazmoñerías! Toda la clase política de las Islas Afortunadas, antes de que hicieran presa en ellas esta panda de politicastros, es una purita basura. Como cantaban Los Brincos en mi juventud, si yo tuviera una escoba…