Luis Bru.
El Premio cantamañanas de 2020 se lo concedemos, lo ha ganado por méritos propios el locutor radiofónico Federico Jiménez Losantos, un hombre sin criterio, siempre dando bandazos que, como dice César Vidal, resulta preocupante por su deteriorada salud mental.
Apoyo con fervor, digno de mejor causa, a Ciudadanos. Incluso le puso a una colaboradora de Libertad Digital, Cristina Losada, para hacer el más pavoroso ridículo, como candidata a presidir la Xunta de Galicia en las elecciones de 2016. Tras la marcha de Albert Rivera, y en el debate de investidura de Pedro Sánchez, consideró a Inés Arrimadas «resucitada». Uno de sus groseros errores de diagnóstico. Como analista es un desastre.
La emprendió después contra Vox, que se empeñaba con el pin parental, que estaba bajo el influjo del Yunque, que si mandaban los «aristógatos», Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio, que si le hacían la cama a Santiago Abascal.
Luego apoyó a su Cayetana Álvarez de Toledo del alma y dijo que los liberales, o sea él, eran los que más apoyaban, para terminar trifulcando con todo el PP, que no quiere ir a sus programas.
Por último, anclado en los setenta, afirma que vuelve el comunismo clásico sin darse cuenta de que el comunismo ha mutado con pautas de lo que se ha dado en llamar neoliberalismo, fronteras abiertas y el gran reemplazo o exterminio de la raza blanca. Es decir, que para ese combate está inhabilitado. Losantos está gagá, para el retiro.