Javier de la Calle.
Marruecos ya ha dejado muy claro que creen, en su entelequia paranoide, que Ceuta y Melilla son parte de Marruecos y que, tras el Sáhara, irán a por esas ciudades españolas, aunque no han dejado claro cómo, porque legalmente es inviable al no haber sido parte de Marruecos nunca.
De cualquier forma, ésto es una cortina de humo para desviar la atención de lo que el seboso rey de Marruecos realmente desea, que es Fuerteventura, dónde, con la invasión, se está llenando de hombres jóvenes llegados a diario en patera. Fuerteventura es ideal, por situación geográfica, orografía, poca población a la que reubicar y los 150 kilómetros de playas vírgenes, tipo Caribe, para poderla llenar de mansiones con playa privada de jeques y millonarios que harían de Marruecos un lugar idóneo para estas fortunas y supondría mucho dinero y protección del mundo Árabe.
Marruecos sabe que es ahora o nunca, con un Gobierno de España frágil y cobarde que cederá si hay ocupación, tiene 3 años para hacerse con la isla o desistir para siempre si entra la Derecha o el socialismo se deshace del cáncer del Sanchismo.
Incomprensiblemente los canarios no reaccionan ni con el agua al cuello, lo que anima, más si cabe, al gordinflas marroquí en sus paranoicas pretensiones.
O los españoles despertamos o el futuro que nos espera es muy turbio, que parece que solo nos movilizamos si nos quitan los bares y las terracitas