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Avanza la censura de las élites basada en la raza, la orientación sexual y la ideología política

Redacción




Mike Sala.

Imaginen por un momento que cada vez que Greta Thunberg profiriera en las redes alguna de sus barbaridades sobre el cambio climático, apareciera justo debajo de su mensaje una advertencia asegurando que lo que esta manipuladora jovencita asegura está puesto en entredicho o que, directamente, es falso. Imaginen que sucediera lo mismo cada vez que Irene Montero declarara alguna de sus estúpidas ideas. Imaginen esas advertencias debajo de cada mensaje buenista y falsario de Pedro Sánchez en su cuenta de Twitter. Traten de imaginar uno de esos avisos que la agenda globalista nos presenta para nuestro bienestar apareciese en cada twit que la leninista Ocasio Cortez lanza a las redes para advertirnos que si no pensamos y actuamos como ella pretende el fin del mundo llegará en 2030 y además por nuestra culpa.

Sabemos que cualquiera de los supuestos anteriores solo existirá en nuestra imaginación. Nunca serán reales porque, desde hace ya mucho tiempo y cada vez con más intensidad, los censores, los verificadores y los denunciantes en las redes sociales se ganan el pan y el favor de sus amos arremetiendo contra los conservadores en particular y contra el pensamiento libre en general. En un ambiente más enrarecido de lo habitual en Facebook y Twitter por causa de las elecciones presidenciales norteamericanas, los administradores de estas redes cada día más cercanas al totalitarismo han borrado o desactivado momentáneamente cuentas a políticos, periodistas y comunicadores de todo el mundo (en España no tanto, porque la inmensa mayoría de ellos, al fin y al cabo, son obedientes al poder). Pero la censura en estas redes llega más allá de penalizar cuentas, de borrar cuentas y de eliminar contenidos específicos. En un comportamiento idéntico al de cualquier medio de información convencional, también estas redes trabajan en esa clase de censura que consiste en ocultar cualquier novedad que las ponga en evidencia. Un caso reciente ha sido el del denunciante que trabajó como verificador para Facebook, Jean Pierre Gregoire, quien ha revelado en la red LinkedIn que la dirección de Facebook contrató a varias  empresas externas, entre ellas Appen, en la que trabajó este denunciante, para funcionar coordinadas en un nuevo tipo de censura que ahora se conoce como verificación de hechos. Appen, empresa canadiense, trabajaba conjuntamente con otras localizadas en China, India y Estados Unidos para influenciar en masa a los usuarios de Facebook y prepararlos para ese gran reseteo que cada vez se parece menos a una conspiración porque está cobrando todo el aspecto de una fría, contundente y terrible realidad en la que Joe Biden como presidente es una pieza más del engranaje. Según este denunciante canadiense ex trabajador de Appen, las principales consignas de acción se basaban en desmentir y censurar publicaciones conservadoras mientras que las publicaciones de izquierdas jamás sufrirían censura, aun cuando estas violasen las normas de comunidad e incluso la Ley de cada país. Pero la parte más inquietante de las revelaciones de este ex verificador de Facebook son las que aseguran que existe una verdadera confabulación en las redes desde hace años para evitar una segunda victoria de Trump a cualquier precio, incluso llegando si es necesario a alentar el enfrentamiento civil entre norteamericanos.

Hace unos días YouTube anunció que comenzaría a borrar contenidos que denunciasen el fraude electoral masivo que pretende llevar a Joe Biden a la Casa Blanca. Pero lo anunciaron cuando ya llevaban semanas eliminando contenidos al respecto, exactamente igual que han estado borrando videos con referencias al Covid-19 que no siguen la línea de pensamiento del poder. Durante esos días fue censurado el canal de La Voz de César Vidal. YouTube consideró ofensivo que en uno de los programas recientes de La Voz una colaboradora habitual en temas de vida sana describiera varios métodos alimenticios saludables para fortalecer nuestras defensas ante el Covid-19 y otras infecciones. En aquél programa ni se habló contra las vacunas, ni se hizo referencia expresa a alguna de las muchas falacias interesadas que desde las élites inundan las redes respecto a la epidemia actual. Y, sin embargo, quizás por indicación de alguna farmacéutica poderosa, algún político liberticida, o cualquier otra instancia de poder, el canal fue censurado por una semana. 

Pero existe una censura más profunda en YouTube. Hay toda una espesa base ideológica izquierdista y globalista que no duda en impulsar los contenidos LGTB, los contenidos pro aborto, los contenidos raciales contra la raza blanca, y hasta  los contenidos creados por todos ellos que no alcancen las audiencias necesarias para ser influyentes. En un comunicado reciente en el blog de YouTube los responsables de esta plataforma de vídeo anunciaron que en breve tiempo se enviaría una encuesta a todos los creadores de vídeos para preguntarles por aspectos personales como raza, género u orientación sexual, y así poder ajustar algoritmos en virtud de las respuestas. ¿Qué puede significar ajustar algoritmos en éstos casos? Podríamos hacernos una idea leyendo lo que Susan Wojcicki, directora ejecutiva de YouTube, escribió en Junio de 2020: “Estamos revisando cómo nuestras políticas y productos funcionan especialmente para la comunidad negra…” (resulta curioso que a ella nadie le afease no haber usado el ridículo adjetivo ‘afroamericana’) y continuó explicando que habían escuchado opiniones de diferentes comunidades y colectivos respecto a cómo incrementar las visitas de sus contenidos. Wojcicki indicó que los directivos de la plataforma le conceden ahora mayor importancia a saber la identidad de los creadores por encima de los contenidos que éstos publican. O explicado en lenguaje sencillo, YouTube pretende ahora potenciar contenidos en virtud de la orientación política, sexual y la raza de sus creadores, concediendo a estos aspectos la misma importancia o mayor que a la calidad o el respeto a las normas de los videos para permanecer en la plataforma. “No es justo que no crezcan los suscriptores  de un creador no blanco o LGTB” llegó a declarar la directora ejecutiva de YouTube en un programa de radio.

¿Adivinan ustedes quienes serán los creadores perjudicados por estas políticas igualitaristas de Youtube? No es complicado suponerlo. Desde hace tiempo en ciertos círculos está muy mal visto, y lo digo por experiencia, ser blanco (rubio ya es lo peor), heterosexual, cristiano, conservador, pro vida y pro familia. Imaginen ahora qué creadores de contenidos serán los más censurados y cuáles los más beneficiados.

 

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