Enrique de Diego.
He aquí un buen libro sobre la II República, Javier García Isac sabe en profundidad de la cuestión, la domina, escribe con fluidez y le resultado es apasionante: la verdad sin ambages. Quien quiera saben de la II República ya tiene su obra de referencia; quien quiera seguir con los tópicos al uso que no se acerque por estos predios. La verdad es que he aprendido mucho con el libro cuya lectura me ha resultado sumamente enriquecedora. Lo recomiendo vivamente.
Por supuesto, la historia puede admitir varias interpretaciones pero siempre que se respeten los hechos, pero el simplismo de tebeo que para consumo de analfabetos funcionales podemitas, en decrecimiento, y socialistas, en decrecimiento igualmente, de demócratas de toda la vida luchando contra la reacción y los golpistas es delirante. García Isac escribe para los hombres de hoy, estableciendo sutiles paralelismos con el tiempo presente. Desde luego, la República no fue un camino de rosas ni un tiempo de paz y de estricto respeto a la legalidad. Ahí está el sangriento y sanguinario golpe de Estado del 34, dado por los socialistas, que no tenían nada, pero nada de demócratas, sino que en todo momento aspiraban a superar la podrida democracia burguesa y a imponer la terrible dictadura del proletariado. El PSOE era un partido marxista, bolchevique.
El PSOE fue el culpable de la guerra civil, cuyo pórtico lo escribió en Asturias, y que la quiso con pasión. Basta leer las frecuentes citas de Francisco Larga Caballero, el Lenín de operata español: «La revolución a la que nosotros aspiramos -lo hemos dicho muchas veces- no se puede hacer violentamente». O: «Es necesario y muy urgente acelerar la organización del Ejército Rojo. Las finalidades concretas de ese Ejército serán: sostener la guerra civil que desencadenara la instauración de la dictadura del proletariado, realizar la unificación de éste por el exterminio de los núcleos obreros que se nieguen a aceptarla y defender de fronteras afuera si hace falta, nuestros principios, no por patriotería, como la clase burguesa. Porque no hay que olvidar que el acto de fuerza por el cual se puede conquistar el poder es el procedimiento, el paso indispensable para hacer la revolución social».
Muy bien estudiado el personaje de Manuel Azaña. Tras el fraude de las elecciones de febrero de 1936, los desafueros de la Comisión de Actas y el alevoso y terrible crimen de Estado de Joaquín Calvo Sotelo, con su horrendo significado y simbolismo, a media España no le quedó otra que, en nombre del derecho de resistencia, que empuñar las armas y lanzarse a la incierta aventura, que culminó bien por contar con el genial estratega de Franco, cuyas dudas fueron hasta el último momento infinitas, porque no era un golpista vocacional sino un hijo de la necesidad. A Franco nunca la izquierda le perdonará haber sido ell único que venció al comunismo. Pero esa es materia para otro libro, el presente termina ahí.
García Isac imprime una velocidad de vértigo a los acontecimientos y consigue crear un climas constante al libro que hace muy grata su lectura. Un gran servicio a la memoria histórica colectiva.
Javier García Isac, La II República sin complejos, Editorial Sekotia, Madrid, 2020, 252 páginas.