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INVASIÓN

Redacción




Enrique de Diego.

En el devenir de los fenómenos humanos, sobre todo en los de grandes dimensiones, es fundamental acertar con la semántica: en Canarias hay una invasión o no una «crisis migratoria», como se establece desde la corrección política. De hecho, una «crisis migratoria» no significa nada. Invasión es, según el certero diccionario de la RAE, es «acción y efecto de invadir» , invasor es el «que invade» e invadir es «irrumpir, entrar por la fuerza» y también «ocupar anormal e irregularmente un lugar». Las dos acepciones definen y describen lo que está sucediendo en Canarias, y que nos afecta a todos. Los foráneos han irrumpido por la fuerza, contraviniendo el marco legal, la soberanía de las fronteras y el marco legal, dentro del cual la Ley de Extranjería ha sido abolida de facto por los poderes públicos, que están obligados a su cumplimiento. La política de «fronteras abiertas» no ha sido refrendada por el Congreso, ni ningún partido la ha propuesto como norma legal, simplemente viene funcionando así mediante el chantaje y la coacción.

Los invasores han ocupado «anormal e irregularmente» diversas zonas de las Islas Canarias en número considerable que hoy podemos situar por encima de los 18.000 y siguen llegando a una media de 300 diarios.

Actuación del Gobierno

Pedro Sánchez ha dado muestras de total inacción atrapado en una pseudoideología de baratillo, la de las «fronteras abiertas», mediante hipotéticos criterios humanitarios, dado que han llegado la friolera de 18.000, que además rompen el imaginario de la izquierda: no huyen de ningún conflicto, que ponga en peligro sus vidas, manifiestamente no están desnutridos, no hay mujeres entre ellos, ni los famosos menores no acompañados; son todos ellos varones de entre 20 y 30 años, con una sociología, que se dice, de taxistas, guías turísticos, y demás personal que se ha quedado sin trabajo con la pandemia del coronavirus, pero que entre ellos hay bastantes militares y guerrilleros con formación militar, como se deduce de la práctica de ejercicios físicos bajo criterios de disciplina.

Tan ricamente en las terrazas de los hoteles.

El ministro que ha tenido más y peor protagonismo es José Luis Escrivá que ha tomado la pésima decisión de alojarlos en complejos turísticos de lujo en la cifra apabullante de más de 6.000 a gastos pagados y con una ayuda social de 300-310 euros al mes, a razón de 10 euros al día. Esto ha provocado un efecto llamada inmediato, a través de los móviles, de forma que han llegado los foráneos preguntando por el hotel que les tocaba. José Luis Escrivá es un personaje peligroso que considera que España necesita 7 u 8 millones de foráneos, tesis que se mueve en la idea del «gran reemplazo» o la «gran sustitución». Fernando Grande-Marlaska está prácticamente desaparecido, salvo un errático viaje a Marruecos, sin consecuencias y en manifiestamente el responsable de que la Ley de Extranjería no se cumpla. José María Ábalos ha cumplido la función de un ocasional relaciones públicas. Margarita Robles ha tenido el impresentable papel de poner de rodillas a las Fuerzas Armadas ante los invasores, tanto a la Armada, cumpliendo el papel de pasmarote, como al Ejército de Tierra, ofreciendo acuartelamientos abandonados.

No hay crisis migratoria

Por mucho, que la versión oficial, tanto gubernamental como de los voceros de los medios de comunicación, hable de «crisis migratoria», y no sabiendo qué es lo que significa, salvo una crisis por la magnitud del número de varones, sin cualificación, que no responden a ninguna demanda del mercado de trabajo, ni por asomo, estando la población canaria al 50% en situación de paro o de ERTE, y el paro juvenil en el 60%.

Sí hay crisis del turismo

Lejos de responder a una demanda del mercado de trabajo la invasión perjudica gravemente y definitivamente al monocultivo canario del turismo. O se resuelve la situación o no volverá el turismo nunca, aunque Marlaska ha dicho que «no consentiremos que Canarias sea un Lesbos», pero esa es una de tantas frases hechas que arroja la clase política, cuando no sabe qué hacer.

Canarios

Los invasores actúan racionalmente y acuden a donde encuentran ventajas comparativas y es evidente que un hotel gratis y entrar en la rueda del Estado asistencial lo es. La población canaria parece atenazada por la corrección política, aplanada por la propaganda, que les llevó a votar en consulta popular a una Dran Queen blasfema. Parece tener más miedo a los anatemas laicos que a la pavorosa realidad. Así consideraron, en un primer momento, que invasión y turismo pueden convivir. Y aunque las convocatorias antifas han sido un auténtico desastre -con más siglas convocantes que las pocas decenas que acudieron, tampoco las manifestaciones han sido especialmente nutridas: el domingo, una caravana organizada por Vox tuvo una asistencia escasa, quizás porque la dirección nacional, y el propio Santiago Abascal, no pusieron toda la carne en el asador y no se dignaron asistir. Molestos, sin duda, los canarios no están preparados para la que se les avecina, compitiendo -como todos los españoles- con los invasores por las ayudas sociales.

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Clase política canaria

Los canarios están acostumbrados a la política del «timo al godo», según la cual los foráneos son llevados -derivados, según el argot burocrático- a la Península, donde se les pone en la calle y, proviniendo de la francofonía, mediante el espacio Schegen, terminaban en París, en la banlieu, en Saint-Denis. Así se resolvió la crisis de los cayucos de 2006, pero ahora no ha funcionado por las mayores dimensiones y por las restricciones del coronavirus. La clase política canaria está claramente sobrepasada, inventándose problemas como el hacinamiento en el muelle de Arguemeguin, inasumibles para una mentalidad progresista. El Parlamento canario aprobó por unanimidad una moción que puede resumirse en la frase de su mentora: «Canarias no es una prisión». El presidente, Andrés Víctor Torres, una auténtica nulidad, insiste en el «timo al godo»; es decir, que se deriven hacia la Península. «No podemos solos», resume su filosofía, junto al no tenemos competencias, porque una de las cuestiones claras en el Estado autonómico es que al final no hay nadie responsable. La memorable intervención de Ana Oramás en el Congreso de los Diputados -«Canarias es un polvorín, Canarias es un volcán»…- se ha producido tarde, con 16.700 invasores, y no ha tenido continuidad, pero ha servido para mover espasmódicamente al Gobierno y para agitar a los medios de comunicación. Ha tomado especial protagonismo la alcaldesa de Mogán, el municipio más afectado, pero sin un discurso claro y lleno de contradicciones. La clase política canaria ha dado muestras de ser muy floja e incapaz de liderar a la sociedad ante una invasión en toda regla.

Medios de comunicación

Este es otro de los grandes fracasos de los medios de comunicación. Con la honrosa excepción de Rambla Libre, los medios de comunicación tanto de izquierda como de derecha, siguiendo, como siempre, los reflejos lentos de sus partidos, se mantuvieron silentes ante el problema lejano, como ya se ha dicho, fue la intervención de Ana Oramás la que dio la voz de alarma y comenzó, por breves días, la carrera de los medios. Los de izquierda pusieron la plantilla de amedrentar y disciplinar a la sociedad mediante el dicterio de la xenofobia y el racismo, lo cual hace ininteligible el problema, y los futuros conflictos, pero en el han caído El País, El Diario y Público. que ha publicado una sonrojante crónica sobre que el antirracismo canario se moviliza. Los dos primeros han recurrido al típico profesor de sociología y a los altos cargos ineficaces para que expliquen el problema de lo malos que son los canarios que se sorprenden por el diferente trato que reciben respecto a los foráneos: hotel gratis y ayuda social o la lógica suspicacia y aún temor por el elevado número de ellos. Ok Diario se ha apuntado algún tanto, mientras Voz Pópuli ha publicado reportajes de interés. El Confidencial se ha dedicado, en su línea globalista, a poner paños calientes. Aunque ninguno ha sido constante ni ha dado la importancia capital que el fenómeno tiene.

El aeropuerto de Gando.

La peor solución es «derivarlos» a la Península

Sorprende la incapacidad de la clase política de establecer criterios de sentido común o de proponer medidas teniendo en cuenta sus consecuencias. Así, José Luis Escrivá recibió generales elogios de la clase política canaria, y de la sobrepasada alcaldesa de Mogán, por su sensibilidad al alojarlos en hoteles y ahora se ve que dura demasiado la estancia y se da la fecha del 31 de diciembre para el desalojo, que no será fácil, ni estará exento de conflictos de orden público, para los que las dotaciones de los Cuerpos de Fuerzas de Seguridad no son muy nutridos, dedicados a una población tranquila. En ese sentido, la «derivación» -palabro de la corrección política- hacia la Península es la peor solución de todas las posibles. Extiende el problema y lo agrava exponencialmente, mientras convierte a Canarias en zona de paso mediante un efecto llamada aterrador: la invasión de cayucos sería interminable y literalmente pavorosa.

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Cruz Roja

Los intereses objetivos de Cruz Roja son directamente contrarios a los de la población. Para sus altos cargos, especialmente, se trata de clientes que amplían su negocio. De esta forma, se han convertido, mediante ayudas onerosas, en trasladadores a la Península. Para la Cruz Roja, es una oportunidad de negocio. Además, han celebrado una fiesta polémica de las voluntarias, donde no se ha vivido la distancia de seguridad, igual que en los botellones tan denunciados. 18.000 varones sin ninguna mujer es una acumulación de testosterona que, dada la deleznable condición de la mujer en la sociedades de que provienen, puede dar lugar a delitos sexuales. De hecho, Rambla Libre ha podido confirmar que las familias canarias están recluyendo en sus casas a sus hijas.

La imagen de la vergüenza: Salvamento Marítimo acarreando inmigrantes.

Salvamento Marítimo y Armada

Está modificando su función natural, que es recoger náufragos y ponerlos a salvo; aquí no se trata de eso, sino de una colaboración con las mafias objetiva de forma que la última parte del trayecto corre a cargo de Salvamento Marítimo. La Armada está haciendo un papelón, porque el hecho objetivo es que no defienden nuestras fronteras. Por normativas de Bruselas.

Marruecos: Excedentes de población

Todas las miradas se vuelven hacia Marruecos como culpable de permitir la salida de pateras y cayucos desde su costa. Hay que tener en cuenta que no se mueve nada sin la autorización o la tolerancia de la Policía. Marruecos está desembarazándose de excedentes de población. Una encuesta de Le Figaro, sitúa en el 50% los jóvenes que tienen como su principal opción abandonar el país. Eso son muchos millones. De Senegal no hay encuestas, pero debe superar ese porcentaje. La política de «fronteras abiertas» de facto del Gobierno español puede quedar bien en los cenáculos progresistas pero resulta letal en el terreno de lo real. La postura del Gobierno es ceder ante Marruecos, hacerle regalos de vehículos a su Policía, y pedir su colaboración. Es la única estrategia que se percibe en el ejecutivo de Pedro Sánchez, que se va a implicar personalmente con viaje a Rabat, del que auguramos que no conseguirá nada, salvo darse un viaje en su amado Falcon. Marruecos no puede sostener su población, más con la crisis provocada por el coronavirus, y no va a cortar el flujo.

Francia: el multiculturalismo no funciona, es el conflicto

Los invasores llegados a Canarias han terminado, por la frontera de Irún, terminando en la banlieu, en la periferia, en Saint-Denis, donde no entra la Policía, donde el delito campa a sus anchas, donde se insulta a los franceses de nacimiento, y donde Emmanuel Macron quiere aprobar una ley de defensa de la República, contra lo que se ha dado en llamar el «separatismo musulmán», crear un estado dentro del Estado, donde la sharia vale más que la Ley francesa, con oleadas cíclicas de terrorismo, utilizados los foráneos como quintacolumnistas de Turquía y Pakistán, con declaraciones contra Macron de sus dirigentes, porque conviene tener en cuenta que el 100% de los invasores son sarracenos. El multiculturalismo no funciona, es el conflicto. Francia es el mal ejemplo del que aprender, a no seguir; la izquierda está siendo sometida a tensión en sus más caros dogmas, estrictas estupideces, y la derecha, en sus complejos; se diría que está fracasando estrepitosamente el Estado de Partidos. Holanda, Inglaterra, Austria…han certificado el completo fracaso de eso que se llama el multiculturalismo y que termina en ghettos y choque de culturas.

Por la noche uno oye cosas extrañas que se agitan en la oscuridad. Hay una sensación de peligro; el extraño, erizado sentimiento de un peligro pavoroso. El antiguo flujo, la antigua adhesión se han resquebrajado. Y se ha instalado en flujo todavía más antiguo. Atrás, de regreso a la polaridad salvaje de Arabia y alejándose de la polaridad de la Europa cristiana civilizada. Este es el hecho más importante que está sucediendo. Canarias está en riesgo de dejar de ser espiritualmente Europa y pasar a ser África.

Pocas bromas, experimentos con gaseosa. Es una invasión de las peores en toda regla la que debe afrontar el Gobierno, ya está tardando. Canarias es un polvorín a punto de estallar…