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Javier García Isac: España, Estado fallido

Redacción




Javier García Isac. Director de Radio Ya.

España es ya un estado fallido. Es muy difícil de entender como una de las naciones más antiguas del mundo, ha conseguido convertirse en una caricatura de sí misma, en un esperpento de lo que fue. Hemos de reconocer que la degradación de España como nación, se ha producido de forma paulatina, casi silente, donde aquellos que advertían la suerte que podíamos correr, eran estigmatizados y apartados de la vida pública. Lo políticamente correcto lo cubría todo y la discrepancia no era tolerada. Se nos vendía el mantra de que estábamos atravesando la mayor época de progreso, desarrollo y libertad nunca antes conocido y aceptamos como cierto, aquello que sobradamente sabíamos que no lo era. Unos y otros lobotomizaron a una sociedad, haciéndola creer que el camino iniciado era el correcto, cuando ese camino nos estaba conduciendo a poner en peligro nuestra propia existencia como sociedad y como nación.

Asistimos a la fase final, a la certificación última de la defunción de nuestro país. Aquello que no lo sé logro en 1939, lo están consiguiendo ahora. Han sido muy hábiles, cambiaron de estrategia y su paciencia les está dando los frutos deseados. Nada fue por casualidad, se apoderaron de la transición, de la libertad y de la democracia, se apoderaron de todo ello, porque se les consintió, se les regalo el relato y se les concedió una superioridad moral que no les correspondía. Fueron paso a paso, modelo autonómico, supremacía de los regionalismos excluyentes y periféricos sobre el sentimiento nacional, desaparición paulatina de los símbolos, relegar la bandera nacional solo para actos o cuestiones oficiales, quitar la letra al himno nacional, supresión del servicio militar obligatorio, delegación de competencias educacionales a comunidades autónomas cuya lealtad a España es algo más que discutible, fomento de idiomas y dialectos locales menospreciando al español, y un sinfín de cuestiones de las que en su momento no pensamos que fueran importantes, que fueran cruciales, pero que eran básicas para su objetivo de deconstrucción de España. En paralelo, se pusieron en marcha leyes, normas y reglamentos que atacaban directamente la conexión de la sociedad y a la familia, leyes que acelerarían el proceso iniciado, y otras leyes que con la excusa de una falsa reconciliación, tratarían de apoderarse de la historia, de nuestro pasado, para acabar controlando el presente y el futuro.

El proceso está llegando a su culminación y será muy difícil revertirlo. El enemigo está en casa, tiene todas las instituciones, está en el gobierno y ha sido el caballo de Troya necesario que permite que la anti España decida las leyes más importantes del estado, ponga y quite presidentes y acabe blanqueando a asesinos, terrorista y criminales, de antes y de ahora, y para ello, cuentan también con la inestimable colaboración de la oposición domesticada y amaestrada, aquello que teniendo la obligación de haber dado la batalla ideológica y cultural, hicieron dejadez de funciones, pensando que nada de esto tenía que ver con ellos. Miraron a otro lado, no hicieron nada y se convirtieron en cómplices, pensándose que de esta manera se les permitiría estar en el gobierno muy de vez en cuando, y hemos de reconocer que la formula les funciono muy bien hasta ahora mismo, donde ya no son necesarios, por mucho que supliquen que se les deje volver al tablero de juego. 

Vivimos la mayor ausencia de libertad individual y política nunca antes conocida, la mayor época de censura informativa y de libertad de opinión. Desean construir nuevas generaciones de gentes uniformes y de pensamiento único, donde ellos deciden como tenemos que ser felices y como lograrlo, lo que tenemos que comer, la familia que debes formar, donde vivir. Nuestra infelicidad es secundaria, si por decreto se consigue la felicidad colectiva de la sociedad. España será diluida y sus gentes pronto olvidaran su propia identidad, estamos ante un proceso que debería causarnos pavor, ellos decidirán quien vive o quien muere. Nada volverá a ser lo que fue y ha eso lo llamaran progreso.