Enrique de Diego.
Fui el primero y el único que avisé, por activa y por pasiva, que España iba hacia el hambre. Y el hambre ha llegado. Primero, hice el diagnóstico en libros como «Privatizar las mentes», el memorable «El manifiesto de las clases medias» y el mal copiado por Podemos, «Casta parasitaria». Visto la enervante parálisis de la sociedad española, puse en marcha la Plataforma de las Clases Medias y me lancé al activismo: convocatorias de concentraciones en Colón contra el rescate de los bancos con fondos públicos (4.000 personas), contra el despilfarro de la clase política (25.000 personas), manifestación para poner en chorizo en la sede de UGT (4.000 personas), protesta ante el Palacio de la Moncloa en la etapa Zapatero (4.000 personas), asedio a Ferraz y tirada de huevos (4.000 personas) y acudir a diversos puntos de España: Barcelona, 2 veces, Zaragoza, Valladolid, Salamanca, Albacete, Sevilla, Almería…Luchando contra el hambre que venía.
Ha llegado. Ahora el partido político Más Madrid reconoce la realidad que las televisiones ocultan pertinazmente: las «colas del hambre». Pero yerran interesadamente el diagnóstico culpando del hambre a Ayuso y Almeida, cuando ellos son tan culpables con el que más, todos son culpables, parásitos, manos muertas que expolian las clases medias y las proletarizan, políticos chupópteros manteniendo redes clientelares, hundiendo a la sociedad en la miseria.
Hoy, como ayer, cuando avisé, el primero y el único, de que venía el hambre no hay otra solución que derribar el sistema de Estado de Partidos, oneroso y gravoso, y marchar rápido hacia la República Constitucional. No se puede ni se debe desoír la llamada imperiosa y urgente: nos va la vida de nosotros y nuestras familias y nuestros compatriotas.