Editorial.
Pedro Sánchez ha convocado un Consejo de Ministros -demasiados, el de coalición ha nombrado por yuxtaposición- sin otra finalidad que declarar el Estado de Alarma, que, como en la ocasión anterior, pero del todo injustificadamente, es un Estado de Excepción. Ya está bien de bromas. Ya está bien de bravuconadas. Ya está bien de sumergir a la nación en la miseria. Debe llevársele a este loco a los tribunales, explicándole que si quiere declare el Estado de Excepción, pero no escude sus evidentes y manifiestas intenciones políticas, guiadas por un enfermo sectarismo, de asumir para el PSOE el poder en la Comunidad de Madrid. Toca a los madrileños, también, contestar con contundencia a esta arbitrariedad y este abuso de poder.