Editorial.
Es preciso recuperar con urgencia el espíritu de la calle Núñez de Balboa, de aquellas corajudas manifestaciones de la ciudadanía contra la medida totalitaria del confinamiento, propio de tiranías como la del partido comunista chino. Madrid no debe ser confinado, no debe dejarse confinar; los madrileños deben ejercer su legítimo derecho a la insurrección frente a la ley injusta y arbitraria, frente a la dictadura sanitaria que se pretende imponer y que ya está en el BOE.
Los datos económicos son aterradores 5.600 millones se perderás en dos semanas de confinamiento, con la inactividad económica, 600 millones perderán las empresas madrileñas en sólo siete días y la comunidad de Madrid el 15% del PIB. Y llueve sobre mojado, sobre riadas de tormenta. Una nefasta gestión política trata de enmascararse tras una medida desproporcionada y lesiva para los intereses económicos.
Nosotros vemos un trasfondo político indudable: El PSOE vive obsesionado con arrebatarle la Comunidad de Madrid al PP y prepara una moción de censura para darle la presidencia a Ignacio Aguado, alias el garrapata. Y está dispuesto a llevar al hambre a todos los madrileños. Detrás de las cifras, hay personas, hay hambre generalizada. El PP no se atreve. Toca a los ciudadanos no resignarse y gritar bien alto: no nos confinarán. Rebelión. Los madrileños, todos a una, deben rebelarse. Ha llegado la hora de las grandes decisiones, de que la sociedad civil aletargada emerja. ¡Madrileños, contra la ley injusta sólo cabe una respuesta: la rebelión cívica pacífica pero contundente y firme, que haga retroceder al Gobierno!