Guillermo Rocafort. Doctor en Economía. Profesor Universitario.
En los últimos 85 años hemos asistido a dos grandes asaltos políticos hacia el oro del Banco de España.
El primero, el más conocido, es que llevó a cabo el Gobierno frentepopulista durante la Guerra Civil Española, consistente en la entrega del mismo a la Unión Soviética de Stalin, lo que significó un empobrecimiento absoluto de la Economía de la España roja, al carecer de un valor precioso que sustentase su moneda.
Esto explica que la peseta de la España roja cotizará tan bajo en los mercados de divisas mientras que la peseta de la España nacional tuviera siempre un mayor valor que la anterior, y eso que carecía al principio de dicho oro para sustantarla; algo que pronto suplió porque millones de españoles entregaron sus joyas y alianzas de oro a la España de Franco para tal fin.
Mientras que en la España nacional la banca funcionó sin ningún problema desde el principio, en la España roja, los partidos y sindicatos asaltaron las sucursales bancarias, dejando así de funcionar en las primeras semanas del conflicto y perdiendo los españoles de aquella zona todos sus ahorros bancarios.
El que quiera saber más de aquel luctuoso suceso económico y de lo que afirmo puede consultar la magna obra al respecto (1.326 páginas) titulada “La financiación de la guerra civil española” (Editorial Crítica) de don José Angel Sánchez Asiaín, una obra de referencia en la historiografía económica española.
Pero es que si nos vamos al año 2007, en el comienzo de la crisis “negada” por Zapatero, también asistimos a un movimiento muy extraño que llevó a cabo Don Pedro Solbes, como fue la venta en muy malas condiciones de más de un tercio de sus reservas de oro con el objeto de obtener liquidez y así poder invertir en los mercados financieros y conseguir, según él, una mayor rentabilidad con la adquisición de deuda pública.
Pues bien, durante esa crisis que el Gobierno de entonces negó por activa y por pasiva, y que acabó provocando su caída en el 2012, junto con la destrucción de miles de empresas y con millones de nuevos españoles parados, precisamente lo que subió de valor fue el oro, por ser siempre un valor refugio en época de crisis, mientras que lo que se hundió en los mercados financieros fue la deuda pública adquirida por el indicado Don Pedro Solbes.
Debemos de recuperar esta Memoria Histórica Económica y estar muy atentos a movimientos con el oro de España de esta naturaleza, movimientos extraños que casualmente siempre conducen a lo mismo, la salida del oro del Banco de España en condiciones negativas y el empobrecimiento del conjunto del Pueblo Español y de nuestra Economía.