Luis Bru.
Federico Jiménez Losantos no pasa por sus mejores momentos. Más bien pasa por sus peores momentos. La caída en desgracias de Cayetana Alvarez de Toledo y luego el entreguismo de Isabel Díaz Ayuso a Falconeti, Losantos se está quedando en donde apoyarse o a quien apoyar. La realidad se le muestra hostil y carece de anclajes para analizarla. Una Isabel Díaz Ayuso pidiendo a Pedro Sánchez más controles en Barajas, más personal sanitario y más policía, es algo muy penoso para Jiménez Losantos.
Momento para la nostalgia, hubo una vez una tal Cayetana Alvarez de Toledo, que sigue cobrando del Presupuesto, que dijo, recuerda Losantos, «sólo el rey y la justicia se oponen a la liquidación del régimen del 78». ¿Y quién llora por esa liquidación? Bienvenida sea. El régimen del 78, Federico, agoniza y tú con él. Nada de separación de poderes, puro nominalismo; el fiscal Navajas, Dolores Delgado…
A Federico se le va la bola, se ha vuelto inservible, si es que alguna vez lo fue, vive en el mundo de Soraya, la que convirtió los acreedores en accionistas de El País.
Defiende una Isabel Díaz Ayuso que ya no existe, que se ha autoeliminado como oposición, que es una ovejita buena de Pedro Sánchez -«esta es una crisis epidemiológica que no ideológica»- y que tiene además a Ignacio Aguado «como una garrapata».
¡Pobre, Federico! ¡Qué penoso es tu final!