Enrique de Diego.
Baltufo ha clavado mi libro «República Constitucional» en su comentario, el 28, en Amazon: «Perfecto para conocer las ideas básicas del gran Trevijano». Y «muy interesante, didáctico y esclarecedor». Nota: un 5. Habiendo comentarios muy elogiosos, este me parece el mejor. No le sobra una palabra y cada una es una verdad. Quienes dicen que trató de apropiarme de las ideas «del gran Trevijano», tiene aquí cumplida respuesta; pretendo difundirlas, divulgarlas y amplificarlas y ciertamente lo consigo. Es «perfecto» y «didáctico y esclarecedor». Necesitábamos todos una síntesis para hacer operativo el ideario de don Antonio y la he conseguido plenamente, no sin varias inspiraciones laicas.
La República Constitucional puede echar a andar en un momento crítico y decisivo de la historia de España; presentarse como algo asequible y que mueve los corazones con una intensa emoción de libertad. Veintinueve páginas de puro García Trevijano, síntesis perfecta, para que todos puedan tener un conocimiento lo más extenso e intenso posible de la República Constitucional; rápido de leer, como mandan los tiempos imperiosos y angustiosos del tiempo presente, cuando el fin del Estado de Partidos se ha producido ya y asistimos a sus últimos estertores y a sus últimas groseras mentiras, ganando tiempo con una tiranía sanitaria y una ruina económica, que ha hundido al clave sector turístico y ha dañado a las pymes y a los autónomos, a las clases más desfavorecidas, y va a proletarizar a las laboriosas clases medias.
Didáctico, en efecto; en un lenguaje coloquial, casi como una charla de café, para convencer, desde los barrios extremos hasta las urbanizaciones, a todos los españoles. Parece mentira, pero quienes trataban de mantener el ideario de García Trevijano en un limbo intelectual, marginal y testimonial, de cenáculo o de secta, que haberlos, haylos, aunque con frecuencia, mal digeridas las lecturas o no comprendiéndolas del todo, han recibido un duro y rotundo mentís: ahí está don Antonio al alcance de todas las inteligencias. «Esclarecedor», por tanto.
La República Constitucional bajada a la tierra, dispuesta para el combate, 600 políticos bien preparados, un equilibro de contrapoderes, el diputado revocable, frente a los 450.000 del Estado de Partidos, que nos asfixian y nos expolian. Un modelo agotado, que ha vivido de generar deuda. Recuperada la dignidad del panfleto, capaz de captar las inteligencias, desde las más egregias hasta los talentos medios. Y como un clarinazo, un banderín de enganche, al que es preciso atender pues resuelve todos los problemas de la Patria, con una exquisita separación de poderes. Para hacer Historia.
Lo dicho por Batulfo, en síntesis: «muy interesante, didáctico y esclarecedor» y «perfecto para conocer las ideas básicas del gran Trevijano».