Javier de la Calle.
Cuando, en 1953, Ian Fleming creaba el personaje de James Bond no habría podido imaginar, ni en el mejor de sus sueños, que su malvado villano, líder de Spectra, se haría realidad décadas después de la mano de un miserable multimillonario con sus fantasías de un nuevo orden mundial y, menos aún, que líderes mundiales le hicieran caso y hasta le recibiesen el primero tras tomar posesión de su cargo de presidente de una nación, como hizo, presuntamente, Pedro Sánchez.
Ese villano, de película de James Bond, hoy existe de la mano de George Soros, un decrépito magnate húngaro que está más cerca de la tumba que de esta vida, pero que nos quiere joder el mundo tal y como lo conocemos, siendo un misterio como es posible que engañe y convenza a líderes mundiales por todo el planeta con su tóxica basura de ideas.
Ian Fleming, de seguir vivo, haría la mejor novela de James Bond basada en estos hechos reales que hoy vivimos y, seguramente, nos despejaría esa duda de qué vende a los líderes que los convence. Qué gran aventura se pierde el comandante Bond de Sean Connery mandando a este desequilibrado al mismo lugar que envió al Dr. No y salvando al mundo de este nuevo orden mundial que pretende y que, como villano de la saga James Bond, ninguno le ha superado en maldad y peligrosidad. Soros no ha utilizado esos sofisticados ejércitos, naves o armas sino la ingeniería social, que es el arma más peligrosa que existe.
Pero a lo que no le ha dado tiempo a Soros, y es un alivio para la humanidad, es a que se haya inventado esa tecnología que la magnífica serie futurista Los 100 nos muestra en la temporada 6 con los que denominan Los Primeros, y que se trata de que los supervivientes de la extinción de la especie humana que emigran a otro planeta poseen una tecnología que permite cambiar su mente a otro cuerpo cuando el suyo envejece o enferma y el resto de habitantes humanos son una especie de cosecha de cuerpos que utilizar cuando es necesario y que, mientras no lo es, son los habitantes del planeta que ven a Los Primeros como dioses. No quiero ni imaginar esa tecnología en manos de Soros.
Soros es más peligroso que el peor de los villanos de la saga Bond, un decrépito personaje al que se le debió de secar el cerebro viendo las películas del espía inglés y que se debía poner cachondo con las intenciones de los malos de Spectra. Lamentablemente no solo Hollywood ha acertado con sus películas apocalípticas sobre un virus a nivel global, sino con algo tan absurdo como un millonario chiflado que quiere dominar el mundo, solo nos falta un James Bond real que nos libre de seres como Soros.
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