Editorial.
Debe prohibirse la Open Society de George Soros por ir notoriamente contra la seguridad nacional. George Soros perpetra el ataque más directo y letal contra la unidad de España, contra las leyes y contra los más mínimos principios de la sociedad abierta y de la civilización.
La Open Society es el mal absoluto con ausencia de todo bien. Financia el separatismo catalán en sus cepas más radicales, se implicó en el referéndum ilegal del 1 de Octubre y pone su poderío económico al servicio de separar Cataluña del conjunto de España.
Nunca se ha permitido a un ciudadano extranjero -norteamericano, aunque propiamente apátrida- tal agresión, persistente y contumaz, a la soberanía nacional y a la integridad territorial de la nación.
Lejos de eso, el indigno presidente de una nación milenaria le recibe en secreto en La Moncloa y no se digna infirmar del motivo de su encuentro, lo cual es gravísimo.
La flotilla de piratas de George Soros, rodeados de falaces argumentos humanitarios, se dedica, en connivencia con las mafias de traficantes de esclavos, a recoger personas en lugares distantes del Mediterráneo y traerlas a España, donde son tratados a cuerpo de rey, usando infraestructuras hoteleras de cinco estrellas, no respetando ninguna norma sanitaria, estableciendo conflictos en los CETI, llenando las calles de Menas sumamente conflictivos.
Se trata de una estrategia planificada de invasión y demolición de los fundamentos de una sociedad abierta, hechos, curiosamente, en su nombre.
No hay una sola ley o norma que sea respetada por la Open Society y el entramado del demonio George Soros.
La Open Society debe ser ilegalizada ya. Por dignidad nacional, por sentido común, por delitos de lesa patria. La ilegalización de la Open Society debe ser realizada cuanto antes.
El Gobierno debe dejar de estar vendido y a la orden y actuar. El PP y Vox deben exigir esa medida. Ciudadanos está entregado a los poderes mundialistas y debe desaparecer como la cloaca que es.