AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Rosa Villacastín lloriquea porque le han hecho pupita tras su ejercicio de periodismo felatorio

Redacción




Luis Bru.

Rosa Villacastín, la cortesana, tiene pupita y lloriquea, por la somanta que le ha caído en las redes sociales por el blanqueo en el pulirrepotaje de ocho páginas en «Diez Minutos» -boicot a la revista para los restos- que le ha hecho a Irene Montero, ministra nepótica de un Ministerio que no sirve para nada, más que para despilfarrar dinero.

La vetusta Rosa Villacastín eligió este 25 de agosto de 2020 el programa ‘Todo es mentira’ (Cuatro) para defenderse de los ataques, arremeter contra los periodistas críticos con su trabajo, y de paso, mostrar su enfado monumental con lo ocurrido. Rosa Villacastín está escocida.

«Me sorprende las críticas a su vestimenta, todo lo que lleva lo puede llevar cualquier chica normal, no le veo el lujo por ningún sitio… Ni la impertinencia de salir con escotes, que lo podría haber hecho porque es joven y guapísima. Sale con un vestido normal, posando en el único rincón que había en el Ministerio… No veo el  motivo por el que una mujer no puede salir con cualquier vestido que compra en Zara o en cualquier otro sitio y la ministra no puede salir», ha defendido Villacastín.

Villacastín asegura que en cincuenta años de profesión ha entrevistado «a montones de ministros» como Margarita Robles o Bono, de todos los partidos políticos, y nunca se había desatado «este odio que algunos están alimentando, no solo en las redes, también políticos y periodistas». La gente se ha cansado del estilo lacayo de Rosa Villacastín y de ministras como Irene Montero. Está más que harta del periodismo felatorio. Según Villacastín, la gente que ha criticado la entrevista a Montero «tiene muy mala fe y lo único que hacen es inculcar el odio en la gente”, sentenciaba.

NO TE LO PIERDAS:   Masacres en Egipto contra los coptos: más de 45 muertos

La actriz porno Marta Flich, sin ninguna autoridad moral, le dio la «enhorabuena, compañera» por ese ejercicio de periodismo valiente de sacar a la primera dama podemita a lo Preysler. El periodismo cortesano no está de moda e indigna.