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El Día D de la corrupción a gran escala de Juan Carlos de Borbón

Redacción




Enrique de Diego

Desvelo una página fundamental, decisiva, de la historia –oscura- de la España reciente. Hasta hoy ha permanecido inédita e ignorada. Es el inicio, el día D, de la corrupción a gran escala de Juan Carlos de Borbón, mediante el cobro de comisiones en la importación de crudo, y, por ende, de la corrupción sistémica de la clase política, degenerada en casta parasitaria.

Una gran fortuna que no ha salido del sueldo

Juan Carlos de Borbón es detentador de una gran fortuna, cuyo origen es injustificable y que ha permanecido bajo la impunidad constitucional concedida, sin duda, para otros escenarios. Según la revista Forbes, la fortuna de Juan Carlos es de 1.700 millones de euros; según The New York Times, la cifra es aún superior: 2.300 millones de dólares, 1.800 millones de euros. En el año 2011, se hizo público por primera vez, y en medio de un clima de hastío y exigencia de transparencia por parte de la población, el sueldo del monarca: 292.000 euros anuales.

La corrupción de Juan Carlos fue, desde el principio, una confabulación del sistema

La corrupción, a gran escala de Juan Carlos de Borbón, se hizo el mismo día en que fue proclamado monarca –instaurado, pues la legitimidad histórica monárquica residía en don Juan de Borbón– por las Cortes: el 22 de noviembre de 1975. Y fue, desde el principio, una confabulación del sistema y no una simple degeneración avariciosa personal. Con Juan Carlos, surgió la corrupción irrestricta que, luego, desde la cabeza, se iría extendiendo a todo el cuerpo social, al conjunto de los partidos y a los empresarios comisionistas.

Reunión de patricios monárquicos en el despacho de Areilza: Plaza de la Lealtad, 2

En la tarde de ese día, tuvo lugar una reunión en el despacho de José María de Areilza, sito en la Plaza de la Lealtad, 2, a la que asistieron una veintena de patricios monárquicos; entre ellos, Joaquín Satrústegui, y apellidos de prosapia: Carvajal, Urquijo, March. Hay asistentes que gozan de buena salud y pueden contar todos los intríngulis de la reunión.

Básicamente, los patricios confabulados -bajo la batuta de un José María de Areilza que se veía seguro presidente del Gobierno en el futuro, por su tardía legitimidad antifranquista, como hombre de Estoril- reflexionaron y consideraron que era conveniente, importante, para los tiempos venideros, que el nuevo monarca contara con la tranquilidad de una fortuna personal, de la que carecía. En un gesto muy castizo, los patricios, la mayoría de ellos pudientes, no se les pasó por la cabeza hacer una derrama entre ellos y transferir lo desembolsado al inquilino de Zarzuela.

La mitología de los aprietos de Estoril, cuando la herencia de don Juan fue mil millones de pesetas

De fondo, estaba la mitología de los aprietos tenidos por la familia en el exilio. Se contaba que don Juan de Borbón vendía fotos dedicadas y que era mantenido por algunos aristócratas generosos. Esa especie no cuadra con la importante fortuna legada por don Juan de Borbón a sus vástagos: más de mil millones de pesetas, 728 de esos millones en tres cuentas en Suiza, y de los cuales Juan Carlos heredó 375 millones de pesetas. Además, el chalé familiar de Puerta de Hierro, un apartamento en Estoril y un inmueble de oficinas en Gran Vía. También, a tenor de los datos, parece mitología que Mario Conde se hiciera cargo de los gastos ocasionados por la larga enfermedad de don Juan, atendido en la habitación 601 de la Clínica Universitaria de Navarra.

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Decisión corrupta y corruptora: que cobrara una comisión por barril de crudo

A los patricios monárquicos reunidos en Plaza de la Lealtad, 2, se les ocurrió que el nuevo monarca, en aras a su tranquilidad económica, cobrara una comisión de cada barril de crudo que se importara, especialmente de las petromonarquías del Golfo. Esa decisión corrupta, tomada en secreto, y corruptora ha sido llevada a cabo, con precisión milimétrica desde el principio, y sostenido en el tiempo, bajo gobiernos del PSOE y del PP.

A Roberto Centeno le paran los pies: monopolio del monarca

A raíz de la crisis del petróleo de 1973, el entonces presidente de Campsa y catedrático de Economía, Roberto Centeno inició gestiones para proveer a la compañía, y a España, de crudo de Kuwait, con la ayuda del embajador en dicha nación, Fernando Schwartz. Las negociaciones llegaron a feliz término y a un precio ventajoso. Roberto Centeno recibió una llamada del vicepresidente del Gobierno, Fernando Abril Martorell, para que diera marcha atrás, indicándole que no sabía dónde se había metido, pues eso era predio y monopolio del rey. Es decir, los españoles siempre han pagado algo más cara la gasolina para que Juan Carlos estuviera tranquilo y se enriqueciera de manera irrestricta.

La estafa de Manuel Prado a la familia real kuwaití

Esta relación corrupta de Juan Carlos de Borbón con las petromonarquías del Golfo, y muy notoriamente con Arabia Saudí, se ha hecho a la luz del día, ante todos los españoles y recochineándose de su ignorancia, y tiene episodios de picaresca chusca, como la estafa montada por Manuel Prado y Colón de Carvajal –el hombre del maletín del monarca durante décadas-, con Javier de la Rosa por el medio, a la familia real kuwaití, tras la invasión por Sadam Husein, solicitando una multimillonaria cantidad de dinero, con la excusa de que el monarca tenía que autorizar la utilización de las bases norteamericanas, a fin de repostar para la primera guerra del Golfo. El episodio, y otra similares, están contados con pelos y señales en mi libro “La monarquía inútil”.

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Corinna, la del maletín, consiguió embolsarse 30 millones de euros

El papel de conseguidor, junto otras funciones añadidas, fue heredado por Corinna zy SaynWittgenstein, que se pavoneó públicamente de haber trabajado para el Estado español, y que a través de su consultora Apollonia Associates cobró 5 millones de euros por sus gestiones en el contrato del AVE Medina-La Meca. Son públicas sus relaciones económicas con el príncipe saudí Alwaleed bin Talal Alsaud (29 en la lista Forbes) quien la recibió como “representante del jefe del Estado español”. En total, la supuestamente despechada Corinna se metió a la faltriquera, por sus servicios, 30 millones de euros, incluidos los que obtuvo de una fracasada asociación de empresarios de amistad con Arabia Saudí, a los que literalmente la pareja Juan Carlos-Corinna estafaron.

Al dictado del wahabismo de los Saud

La corrupción nunca empieza por la base, sino siempre por la cabeza. Esta corrupción personal de Juan Carlos se fue extendiendo al conjunto del sistema político y económico. Ha tenido, también, importantes consecuencias políticas que, en tiempos de lealtades más probadas y de valoración de la honradez, hubieran sido consideradas delitos de lesa Patria. A los sátrapas Saud les interesaba una monarquía constitucional asentada, que presentar y legitimarse. También la sumisión de Juan Carlos era una buena baza para difundir el wahabismo en España, en donde el mascarón de proa es la Mezquita de la M-30, que fue inaugurada por Juan Carlos y por un príncipe saudí. En lo fundamental, la política exterior española ha estado al dictado y al servicio de los Saud y de las petromonarquías.

Qatar en El Corte Inglés

Todo esto se ha presentado a la opinión pública española como la eficaz intermediación de Juan Carlos de Borbón cerca de sus ‘hermanos’ y ‘primos’ del Golfo, pero, parece, que esa intermediación es de ida y vuelta. Se sitúa a Juan Carlos de Borbón detrás, por ejemplo, de la entrada de capital qatarí, del jeque Hamad Al Thani, en El Corte Inglés, con la adquisición del 12,5% y opciones a otro 13%, en condiciones escandalosamente ventajosas, y con una valoración de la empresa, entre 6.500 y 8.000 millones de euros, cuando sólo sus activos inmobiliarios se valoran en 18.000 millones y los activos propios, en 9.000 millones. Esa operación fue denunciada ante los tribunales por Corporación Ceslar, de Carlota Areces, poseedora del 10% de las acciones de El Corte Inglés. En esta operación se ha movido una comisión de 17 millones de euros, que ha ido a Tereze Capital FZE, administrada por Daniel Barreiro Nogaledo.

Todo empezó –la corrupción sistémica en gran escala- el 22 de noviembre de 1975 en una reunión celebrada en el despacho de José María de Areilza. Desde hoy, y en decisioneconomica.com, ya no es un secreto.