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Es la hora de la República Constitucional

Redacción




Editorial.

Quien no quiera ver el estado terminal del Estado de Partidos, por el que los partidos son estructuras del Estado mediante la depredación de los fondos públicos, es que está ciego o tiene interés en ello. Quien no perciba que le queda como mucho medio año está en la inopia. Todas las instituciones han sido tocadas de manera devastadora. Se ha tenido confinada a toda una nación, se han establecido unas fases caóticas de desescalada, en nombre de unos expertos, y resulta que el tan citado, tan llevado y tan traído, comité de científicos ni tan siquiera existía. Parece el ejecutivo de Mortadelo y Filemón.

Es la demostración que el modelo funciona mediante la mentira, se comunica con los ciudadanos engañándoles de la manera más grosera. Como la caja B de Podemos muestra que el modelo se basa en la corrupción, para el lucro personal de la cúpulocracia. Y la nueva mansión de Santiago Abascal indica que todos son iguales.

La monarquía no sabe qué hacer con Juan Carlos que a estas horas sigue habitando en Zarzuela con su querida máquina de contar dinero. Un monarca sin carácter no es más que la coarta inservible de la casta parasitaria. Ningún sentido tiene cambiar una Monarquía de partidos por una República de partidos. Y no tendrá lugar ese cambio banal. Es la hora de la República Constitucional, es inevitable la libertad colectiva. Al sistema de Estado de Partidos le quedan seis meses. Luego la fórmula con separación de poderes y plena representación de cada español. Pocos políticos y bajos impuestos.