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Vox nunca acabará con las autonomías: El caso ejemplificador de Alicante

Redacción




Josep Sansano.

Vox ha defendido desde su inicio la ineficacia y despilfarro que suponen las autonomías. Repetir una estructura estatal, ya de por si ineficiente, 17 veces, con duplicidades innecesarias y una burocracia lacerante, ha lastrado el maltrecho presupuesto del estado y ha demostrado durante la crisis sanitaria del COVID-19 su absoluta inoperatividad, dando la razón hasta en la última coma a las posiciones de VOX. Pero si por algo se critica a los de Abascal de populistas es por decir una cosa y hacer exactamente la contraria, con un estilo que cada vez recuerda más al de Podemos (casoplón incluido).

Si ya es una grave contradicción el criticar el estado de las autonomías y aun así presentar en todas ellas una lista a sus respectivos parlamentos, la actividad de los diputados de Alicante escapa de lo incongruente y entra de lleno en el insulto a sus votantes. Ni una sola de las iniciativas, preguntas o intervenciones hechas por el grupo de amigos de Ana Vega (sindica de la provincia en las cortes) ha sido aprobada, amén de los diversos ridículos que han protagonizado, sirviendo como ejemplo la vez que no pudieron presentar las preguntas de control al presidente socialista Ximo Puig por quedarse dormidos y no llegar a tiempo a las Cortes (donde además presentaron mal la documentación), los constantes espectáculos en la tribuna de oradores, o las constantes vendettas internas, que han supuesto que la diputada Ana María Cerdán deba coordinarse con los diputados de Vox Valencia al ser repudiada por sus homólogos de Alicante.

Si estos comportamientos de patio de colegio son inadmisibles en cualquier empresa privada lo son menos en representantes públicos que se embolsan pingues beneficios por su actividad, y especialmente en Vox, que reniega de las autonomías. Como muestra un botón. Ana Vega se estaría embolsando de acuerdo con el régimen de retribuciones que publican cada año las Cortes Valencianas 34.382,88 € anuales de sueldo base, a lo que debería sumarse 29.860,18 € adicionales como sindica de su grupo parlamentario, y una indemnización por desempeño de la función a más de 100 km de Valencia (las famosas dietas por alojamiento) de 11.017,92 €, todo ello sin contar con las dietas variables por kilometraje en sus desplazamientos. En resumidas cuentas, Ana Vega estaría percibiendo de un “chiringuito” autonómico del que Vox reniega, un mínimo de 75.260,98€ anuales, o lo que es lo mismo, teniendo en cuenta que sus intervenciones en Cortes solo han durado escasos 186 minutos, Vega estaría ganando a razón de 404,62 euros por minuto, es decir, casi lo mismo que declaró percibir por su supuesta actividad como letrada en todo el año 2019.  La expresión “dame pan y dime tonto” podría ser el nuevo lema de Vox en las Cortes Valencianas.

Las incongruencias de Vox no llegan solo a Vega, sino que salpican a todos sus diputados en cortes. Sin ir más lejos, el diputado Miguel Pascual Pérez pertenece a la comisión de Radio televisión Valenciana y espacio Audiovisual, encargada de gestionar la ruinosa A punt, heredera de canal Nou y duramente criticada por la formación verde de puertas a fuera por su condición de chiringuito. Por supuesto Pascual Pérez percibe su correspondiente “paguita” adicional a su sueldo de diputado por formar parte de esta comisión/chiringuito.

Mercedes similar al que ahora conduce el diputado obrero.

Mención aparte merece el “diputado obrero” David García, a cuya figura dedicaremos próximamente un artículo completo por ser inabarcable en estas breves líneas, pero por la que no podemos pasar sin mencionar el flamante Mercedes descapotable negro, valorado en más de 70.000 euros con el que se le ha visto pasear por las calles de su pueblo. Sus espectáculos de bar en la tribuna de oradores bien le han valido la pena, permitiéndole entrar en el exclusivo club de garrulos sobre ruedas en el que con un puro en la boca ya pasean ilustres constructores, nuevos ricos, gañanes y corruptos varios y por supuesto su amigo Santiago Abascal. 

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Parece que Abascal no es el único que ha hecho de los chiringuitos su modo de vida, aunque en algo hemos de darle la razón a la señora Vega. Tal y como mencionó en una de sus más recientes alocuciones: «Nos gobiernan incompetentes y patanes».