Miguel Sempere.
Las identificaciones de los asistentes a las caceroladas en la mansión de Pablo Iglesias ya han mostrado su utilidad más allá de las denuncias administrativas.
Uno de los asistentes a la caceroladas, que estaba en trámites de solicitar la licencia de armas tipo F, ha recibido Tramite de Audiencia de la Intervencion de Armas de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid donde le comunica que podrían denegarsela y le emplazan a presentar alegaciones.
Lo grotesco es que los motivos, además de aderezarlo con algo leve y cancelado que no debería ni mencionarse, le aluden a las denuncias por haber sido denunciado tres veces por reuniones o manifestaciones no comunicadas y por perturbación de la seguridad ciudadana en reuniones en Galapagar y solo le ha ocurrido en las caceroladas en la mansión. Adjuntamos fotografía del documento.
Es decir, el castigo por expresarse no acaba con la denuncia administrativa, sino que se utiliza para dañar con temas como el expuesto. Simplemente vergonzoso y digno de repúblicas bananeras el jugar con el miedo, solo faltan las checas.