Josep Sansano.
Hemos hecho en estas páginas algunas afirmaciones sobre el abogado alicantino José María Bueno de los que queremos desdecirnos. En nuestra opinión, se le nota mucho que es de provincias, que tiene el pelo de la dehesa pegado al cuerpo, y su defensa de Miguel Bernad, secretario general de Manos Limpias, presenta ciertas deficiencias, notables lagunas, concesiones abundantes que de no enmendarse pueden producir daños irreparables.
Ha buscado la gloria en el foro apostándolo todo al éxito en el caso Miguel Bernad, desatendiendo otras cuestiones del despacho, como el asunto de José Vicente Ballesteros, juicio del que es preciso redactar de nuevo la sentencia y que se eterniza y parece que va para largo, larguísimo.
Su escrito de personación por el sindicato Manos Limpias en la querella presentada contra el delegado del Gobierno, José Manuel Franco por la autorización de las manifestaciones del 8 M fue muy deficiente y recibió el consabido varapalo judicial.
Una sentencia desfavorable representaría un descrédito tan colosal para el abogado Bueno que se resumiría en el título del Oeste de serie B el bueno, el feo y el malo. Triste balance para una vida profesional buscando el medro y confundiendo, en 0casiones, la vía civil con la penal.