Enrique de Diego.
Como corresponde a estos malditos tiempos del coronavirus, me entero con evidente retraso de la muerte de don José Madaria, un hombre bueno, un hombre justo, presidente de Sala de la Audiencia Provincial con sede en Elche. Ya no se verá su figura venerable y apacible andar por los pasillos del Palacio de Justicia de Elche. Tenía las puertas de su despacho siempre abiertas, pues tenía un sentido de la Justicia humanitario, cercano, atento a todas las circunstancias del justiciable, buscando su reinserción, de lo que le vinieron algunos problemas con los leguleyos. El era un hombre de la Justicia con mayúsculas. La última vez que estuve con él en su despacho estaba haciendo gestiones para el preso que es costumbre darle una segunda oportunidad en la Semana Santa ilicitana. Así era don José Madaria, uno de esos hombres que a fuer de cercano accede al título honorífico de don. Honro a la Justica, honro al Derecho, hizo de la Administración de Justicia una vocación y de impartirla una virtud. Me cuenta nuestro común amigo Sebastián Polo, brillante ex concejal de Seguridad, que entró en el Hospital aquejado de dolencias pulmonares y se le complicó con una neumonía, de la que ha terminado falleciendo, en tiempos del maldito coronavirus. La Justicia ha perdido un hombre bueno. Quienes le tratamos, nos queda un vacío difícil de llenar. Dios lo tenga en su gloria.