Editorial.
El Estado de partidos es un modelo político que se comunica e interactúa mediante la corrupción y que pervierte todo pero especialmente los medios de comunicación que no hacen periodismo sino, en todo caso, propaganda. Da lo mismo con el partido de referencia que se alinee el medio, da lo mismo que sea de derechas o de izquierdas.
Una caterva en catarata de reclamaciones de donativos y de timos, sin tener en cuenta que al que se reclama en plena estafa moral también lo está pasando mal, con el sólo propósito de enriquecerse, se vienen haciendo. Empezó el patente estafador Julio Ariza y para si cuela han seguido ejemplo otros, como Periodista Digital, Libertad Digital SA, todos prometen dar la batalla, hacerte con ellos periodista, ser tu voz. Todo mentira. Sólo buscan seguir el mayor tiempo posible. Algunas empresas eran ya inviables, como el chiringuito de Julio Ariza y el chiringuito de Losantos, y es una impostura pretender sobrevivir timando a los incautos. Algún otro más creativo, desde un portal de youtube, como Javier Negre promete hacer la Fox. Todo mentira. También los hay de izquierdas, como El Diario.
Avisamos: No se debe dar ni un euro, ni un céntimo de euro a esos medios que tratan de defender el status quo, que no cuestionan el Estado de partidos, que no cuestionan la corrupción inherente a él. Es positivo que quiebren porque eso anuncia el final del modelo. En efecto, el Estado de partidos está muerto. Ese es el primer síntoma de la agonía.