Isabel Valero.
Lo ocurrido estos días de mayo, viendo la espontaneidad de las manifestaciones ciudadanas, que, aunque en España todo se polarice a izquierda o derecha, no es más que la toma de conciencia de donde estamos, aunque no son conscientes aún de que no vivimos en una democracia representativa, no es fácil salir del engaño.
Haciendo un recorrido por Madrid la revuelta se ha extendido a todos los barrios del Sur de la capital, en mi ventana ya no oigo el resistiré (por fin), las caceroladas son cada vez más fuertes, hablo de Leganés feudo socialista por excelencia y en el que en todo el estado de alarma, seguimos con las calles sin regar ni desinfectar e invadidos de ceras cubiertas de orines de perros, sin olvidarme de la agresión por parte de los extremistas de izquierda en Moratalaz a un taxista y su pareja peluquera, los dos sin trabajar y sin ingresos con esta pandemia, señalar a
todo esto la prensa liberal lo llama “agresión a un constitucionalista”, el error y la manipulación de siempre y la legitimación por parte de la pseudo disidencia mediática de llamar constitucionalista a un ciudadano español agredido, ser constitucionalista debería ser un insulto tal y como está redactada esta constitución, ya que nos sienta al lado de etarras, independentistas, y nos obliga a un sistema electoral donde se ratifican listas y en el que la separación de poderes ni está ni se la espera.
Esta misma réplica de Madrid la podemos encontrar en toda España, Sevilla, Barcelona, Zaragoza, Salamanca…Estas manifestaciones espontáneas sin Estado, serían una ocasión ideal para provocar y obligar a la casta política a un cambio de la ley electoral, aunque desgraciadamente quieren y/o gritan libertad (con minúsculas) para ir a votar a otro que lo sustituya.
A la pregunta que siempre nos hacen ¿qué pasaría al día siguiente de que hubiese una abstención masiva en unas elecciones?, ya tenemos la respuesta, o ¿qué es sino lo que se grita en la calle?, ¿por qué se sale de forma espontánea?, porque el 70 por ciento de la población no votó a estos malandrines y no legitima su gestión, quieren echarlos, sino hubiese estado de alarma las calles se hubiesen inundado de ciudadanos sin ningún llamamiento o cita de partidos políticos, acordaros de Cataluña, más de un millón de personas acudieron a socorrer a los catalanes, pero
todo se enfangó y diluyó cuando los partidos políticos sustituyen a la sociedad civil y hacen suyas esas reivindicaciones para diluirlas y manipularlas, como mucho lo más a lo que se llega es a mesa de negociaciones, es decir, pasta, y nuevas elecciones. ¿Os imagináis unas elecciones con más de un 60 por ciento de abstención?,¿os imagináis lo que pasaría al día siguiente cuando esta gente empezase a gestionar nuestro país?; nuestra economía; nuestra sanidad; cuando empezasen a crear puestos ad hoc de acólitos, en definitiva, vivir de nuestro dinero con lo poco que haya, porque cada vez hay menos gente trabaja y ellos son más a mantener, pues sólo tenéis que ver lo que está pasando estos días, “la gente no es consciente del poder que tiene”. Y la única manera de conseguir cambios como por ejemplo es la ley electoral y la revocación de mandato en caso de no cumplir para lo que se le ha elegido, es no ir a una urna a ratificar toda esta
corrupción, cada papeleta que se introduce, se vota la corrupción, el despilfarro, la irresponsabilidad de sus actos.
Piensa y verás.