Virginia Montes.
Esta segunda ronda de elecciones municipales, organizada tres meses después de la primera debido a la crisis del coronavirus, estuvo marcada por una tasa de abstención récord y dos tendencias fuertes.
Alrededor del 40% de los votantes contra el 62.1% en 2014: la tasa de abstención es el gran ganador de estas elecciones municipales. Incluso si se hubieran tomado las precauciones de salud excepcionales (uso de la máscara obligatoria en los colegios electorales, gel hidroalcohólico y prioridad para las personas vulnerables a votar), los franceses realmente no respondieron el presente. Los votantes aún ofrecieron una victoria sin precedentes a los ecologistas: EELV ganó varias ciudades importantes como Lyon, Burdeos, Estrasburgo, Besanzón, Tours y Poitiers. Un avance histórico.
Se decía que morían hace tres años, con la victoria de un bloque centrista liderado por Emmanuel Macron. Tres años después, el Partido Socialista y los Republicanos mostraron con esta boleta que mantenían un fuerte ancla local. Los primeros conservan París, donde la saliente Anne Hidalgo fue ampliamente elegida. En el lado de la Reunión Nacional, Louis Aliot en Perpignan devuelve al control del partido de Marine Le Pen su primera ciudad de más de 100.000 habitantes desde 1995 y Toulon.
El partido presidencial es el gran perdedor en esta elección. LREM ha registrado puntajes decepcionantes en todas partes. Golpeado en gran medida en París y Lille, inexistente en ciertas grandes ciudades como Marsella y Burdeos, el partido presidencial perdió su anclaje local. La única satisfacción: el primer ministro Edouard Philippe gana Le Havre, incluso si no es oficialmente miembro de La République en Marche. Sigue habiendo incertidumbre sobre su mantenimiento en el contexto de la reorganización que prepararía el Presidente de la República.