Enrique de Diego.
Adolf Hitler inició las hostilidades el 1 de septiembre de 1939 con la invasión de Polonia. Francia, a pesar, de que se había comprometido a comenzar una ofensiva y bombardeos, no hizo nada. Se atrincheró tras ese monumento al derrotismo que era la Línea Maginot. Hubo la campaña de Noruega, en la que Alemania humilló a los aliados. La inclinación francesa a la pasividad en la frontera francoalemana combinada con la actividad general sin importancia en otros lugares, le hizo directamente el juego a Hitler, que mientras atacaba Polonia sólo contaba con 11 divisiones acantonadas ante Francia. Hitler ordenó el ataque el 12 de noviembre, pero le obligó a suspender el ataque durante el invierno y la primavera de 1940. En mayo las tropas alemanas se pusieron en marcha con la audaz y brillante estrategia de un ataque de blindados a través de las Ardenas, rodeando la Línea Maginot que se demostró inservible. La victoria fue rápida y demoledora, en menos de dos meses el ejército francés fue vencido y desarbolado con mínimas pérdidas por parte alemana.
Al periodo que va entre el 1 de septiembre de 1939 y ese fatídico mayo de 1940, los franceses, especialmente los parisinos, que seguían haciendo vida normal, atestando los cafés y llenando los teatros, le llamaron la drôle de guerre, la broma de guerra.
Vivimos una especie de drôle de guerre, pero el ambiente está preñado de conflictos, no de izquierda y derecha, sino de funcionarios contra privados, de funcionarios esenciales y redes clientelares, como un espeso aroma prerevolucionario. En la machadiana tarde pragmática y dulzona llegan aires marroquíes y tambores acompasados de guerra. Pero ¿contra quién? ¿Quién es el enemigo a batir? Los políticos. Todo nuestros derechos han sido concedidos, por tanto nos han sido quitados y se han dedicado a jugar con nuestras haciendas, y con las de las generaciones que aún no existen, que nacerán, si nacen, no con un pan bajo el brazo, sino con una abultada y opresora deuda pública. Cuando el hambre acechante llegue a ti y a los tuyos, recuerda que son los políticos, constituidos como casta parasitaria y expansiva, los culpables y que nazca en ti una justa ira liberadora. Esto escribe en twitter Andrés: «Me acaban de despedir. La empresa en la que trabajo (hasta hoy) no ha podido superar este bache. Otra víctima más del Covid y del socialismo. Tengo 2 hijos pequeños y mi mujer está en paro. Estoy hundido, devastado». Va a haber mucho sufrimiento. No saldrá en las malditas teles, ni en los medios de incomunicación.
Nos han despojado de todo, nos han expoliado hasta lo más mínimo, sin que hayamos podido protestar, sin haber sido representados, por qué a quién podemos dirigirnos, quién es nuestro diputado. Nadie sabe quién es el número dos de la lista a quien votó. Se vota unas siglas, la gaviota para que se te cague encima o el puño y la rosa para que te pinche. Los nuevos, la nueva política, no son nuevos, son viejísimos, ninguno ha planteado un plan de reformas regeneradoras, todos han sido oficinas de colocación de políticos ociosos o descentrados o fuera de juego.