Luis Bru.
El Confidencial las está pasando muy mal y peor que las va a pasar. No recurre a pasar la gorra como Periodista Digital o El Diario del ignorante ilustrado Ignacio Escolar, ahora metido en una furibunda campaña para negar la evidencia: que el 8 M fue un infectódromo histérico del coronavirus. El Confidencial, como tiene los lectores tan influyentes, recurre a las suscripciones, que se le están hundiendo a El Español de Pedro J.
Pero El Cofidencial usa por reclamo algo que es mentira cochina y por lo que podría ser denunciado por publicidad engañosa. Reza así su mensaje publicitario: «Llevamos 20 años defendiendo el derecho de los ciudadanos a saber la verdad». ¡Ni un minuto, oiga! A saber la mentira, sí. Por ejemplo, se ha creído y ha hecho creer la delirante e imaginativa tesis de los murciélagos como propagadores del coronavirus, ha hecho seguidismo de toda la propagande la tiranía china, no ha informado, sino que ha ridiculizado, con ocasión o sin ella, a Donald Trump. Es el digital preferido de George Soros, que ha publicado en sus páginas sus colaboraciones mendaces. Por otra, dejó de contar o echó a Roberto Centeno, que tenía una colaboración semanal, porque osó dar los datos económicos del dictador Franco.
Que le mientan a uno tanto en El Confidencial sólo cuesta 89 euros. El que los pague está mal de la cabeza.