Luis Bru.
De los acontecimientos grandiosos y luctuos0s que se llevó por delante el virus chino fue la celebración a finales de marzo de los 4o años de director de Pedro J Ramírez. Este pedazo de hortera pretendía reunir a 1.500 personas y hacer públicas novedades importantes sobre su esposa Cruz Sánchez de Lara que atañían al periódico. Esta, la muy cuca, algo sabía que no sabían las demás, no se la vio el pelo el 8 M y eso que es las asiduas, como feminista radical. Pedro J, que tiene un afán de protagonismo que no cabe en su ego, aunque este es muy grande, como su nariz, pensó y dijo que estaba malito de coronavirus, y luego no era verdad, que es muy o bastante hipocondriaco, por un lado, y que él no podía dejar de montarla, que quiere ser el muerto en el entierro, y eso, para bien o para mal, está más cercano y ahí le queremos ver manteniendo la compostura.
Saliendo del confinamiento, que él en plan suicida ha apoyado como asesor informal y atorrante de Inés Arrimadas, que a la tonta ese le ha dado Pedro J la puntilla, que con 10 diputados ya ni da para apuntalar al gobierno socialcomunista, sino para ver como pactan con EH Bildu, y lo que te rondaré morena, pues Pedro J no perdona y mira que Franco estuvo 40 años de dictador, que no director. A ello le anima la despabilada, pícara y ambiciosa Cruz Sánchez de Lara, que ya he sacado dos pisos en el barrio de Salamanca y no va a parar hasta que le deje en blanca. Y anda mandando cámara a que le hagan la ola y digan las florituras para tal evento, y alguna gente se nos queja: qué vaya desfachatez, que qué empeño, que qué falta de sensibilidad. Pedro J está para fiestas, pero España no. España está doliente y sufriente y va hacia el hambre y la miseria, por gente como Pedro J, tan adicta al Estado de partidos.