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La monarquía ha muerto: Juan Carlos de Borbón ha de ingresar en prisión

Redacción




Editorial.

La monarquía está muerta, hiede de corrupción. A nadie se le concede la inmunidad para dedicarse sistemáticamente al delito, para organizar una trama del cobro de subvenciones. Esto ha sido denunciado por nuestro editor, Enrique de Diego, en su libro «La monarquía inútil». Se sabía y no se ha hecho nada. Lo sabía el hijo, fantoche coronado, y lo sabía quien quisiera enterarse. Ese corrupto, Juan Carlos de Borbón, ha dado mal ejemplo, ha corrompido a la nación.

Sin legitimidad de origen, esta monarquía felona ha tratado de investirse de una más falsa que un Judas de plástico, en torno a ese desastre nacional que es la transición. Es notorio que ese mito ha saltado hecho añicos y que Juan Carlos, si hay Justicia, si hay un mínimo de separación de poderes, ha de ser juzgado e ingresar en prisión.

La investigación en el Tribunal Supremo puede agravar la situación de Juan Carlos I en el sumario de Ginebra. El fiscal Yves Bertossa, que instruye la causa contra los testaferros del Rey Emérito en el cantón suizo, puede dar un giro sobre la condición de inimputable del ex monarca español.

Hasta la fecha, el procurador helvético se ha limitado a dirigir las pesquisas contra quienes están considerados testaferros de Su Majestad: su primo Álvaro de Orleans y los intermediarios Dante Canonica y Arturo Fasana. Todos ellos figuran como pantalla en sociedades, fundaciones y cuentas bancarias que, según las investigaciones, el primer beneficiario sería Juan Carlos I.

Y una buena parte de todo ese dinero opaco, producto de las numerosas mordidas que percibió Don Juan Carlos I, habría sido canalizado a través de las Fundaciones Zagatka y Lucum. Las investigaciones de Bertossa ya han servido para localizar cientos de millones que, supuestamente, fueron blanqueados por los considerados testaferros. Especialmente, los suizos Canonica y Fasana.

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Entre una parte del botín se escondería la comisión de las obras del AVE a La Meca, que investigaba la Audiencia Nacional y que, ahora, va a ser competencia del Tribunal Supremo. El fiscal suizo también ha investigado desde agosto de 2018 las comisiones irregulares que se generaron con la macro obra de la línea ferroviaria. Incluso, el fiscal anticorrupción, Luis Pastor, se desplazó a Londres para tomarle declaración a la ex compañera sentimental del Emérito, Corinna Say Wittgenstein, y se entrevistó en Madrid y Ginebra con el fiscal Bertossa.

Don Juan Carlos desempeñó un protagonismo especial en todo el proceso del proyecto saudí. Fue quien recomendó en 2006 al entonces Príncipe de Arabia Saudita y ministro de Defensa, Sultán Bin Abdul Aziz, a la comisionista internacional Shahpari Zanganeh como “persona de confianza” para que se encargara de la coordinación del proyecto del AVE Medina-La Meca.

El protagonismo de la lobista Zanganeh

La viuda del traficante de armas Adnam Kashogui cobró de mordidas por su trabajo más de 100 millones. El AVE a la Meca fue un proyecto ferroviario, liderado por empresarios españoles, que echó a rodar en 2006 con un presupuesto inicial de 12.000 millones de euros. Zanganeh, con el apoyo del Rey Emérito, fue la intermediaria del consorcio de empresas españolas.

En la carta de Don Juan Carlos I a la Corona saudí, que desveló en exclusiva OKDIARIO en abril de 2019, quedaba patente el interés que tenía Su Majestad para incrustar a Zanganeh en el proyecto como comisionista. El ex monarca escribía al hijo del rey Abdullah: “Envío esta carta con una persona de confianza, Miss Shahpari Zanganeh, para coordinar de manera privada la posibilidad de un encuentro”.

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