Jesús Murciego.
Es de sobra conocido la vergüenza que tienen muchos alemanes por su historia, debido sobre todo a su negro pasado en la última guerra mundial. Por eso se entiende que, en lugar de hablar de patriotismo como cualquier país, ellos se saquen de la manga el Patriotismo Constitucional, una filfa jurídica propia de una Nación que aún no ha superado sus traumas del pasado.
Lo que no se entiende es que esa mentalidad de vencido hubiera sido copiada en nuestra España que ni estuvo en el bando de los vencidos en la última guerra mundial ni perdió ninguna guerra en el pasado reciente. Que los padrinos de la Constitución del 78 nos hablen de patriotismo constitucional no debe poner en alerta del derrotismo de gran parte de la derecha española que aun pide que le perdonen la vida los separatistas, comunistas y sobre todo socialistas, quienes le tienen comida la moral gracias a un victimismo impostado. Potenciado con leyes de desmemoria histórica, sus titiriteros y bufones de la corte del Estado de Partidos. Todo con la intención de ganar una guerra civil que terminó hace más de 80 años.
Pero no solo España está inmersa en un proceso de desnacionalización, también Alemania se encuentra gobernada por unos políticos que odian su nación y sus símbolos. Circula por internet un video de Ángela Merkel en un mitin, en el que le pasan una bandera nacional alemana para que la agite y rápidamente se la quita de encima poniendo cara de asco, igual que la que ponen los separatistas al ver la rojigualda.
Pero no es que solo odien a su nación, además han desarrollado una ideología Globalista en la que las naciones son un estorbo, una rémora del pasado y un vestigio de un mundo a extinguir. Creen que con el triunfo de esta ideología se expiarán las penas imperialistas del pasado, así pues, si en lugar crear un estado imperial, se crea un supra estado europeo, la dominación será más benigna. No se entiende en Alemania la salida británica de la UE, pero se considera metafísicamente imposible la salida de Alemania, para ellos Alemania es Europa, junto con los otros países que la rodean. Solo desde esta mentalidad se conciben declaraciones como las recientes de la Canciller quien afirmo al respecto de la crisis del Coronavirus que: «El Estado Nación no tiene futuro «.
Es evidente que, para estos Globalistas apátridas el futuro es el Estado supranacional, donde se disuelvan todas las identidades, pueblos y culturas, y sea todos campo libre para las multinacionales y sus lobbies. Quienes nos quieren introducir en su Nueva Normalidad Feliz, que nos recuerda la obra de Aldous Huxley Un Mundo Feliz, de gobierno único, moneda única, y control absoluto de la sociedad por un estado total.
Pero no solo es la Patria de Goethe que está en peligro de desaparecer, también las viejas naciones de Europa como la nuestra se encuentran bajo en peligro en este plan. A nadie le puede sorprender las simpatías que el proceso separatista ha tenido en Europa, cuya posición oficial es la de apoyar al Estado – que no a la Nación- española. También es más que evidente el parecido de la insignia del nacionalismo vasco con la Union Jack, la bandera del Imperio Británico. No en vano afirmo Pedro Sánchez en su investidura que le gustaría ver una España Federal en una Europa Federal.