Enrique de Diego.
El 10 de septiembre de 2014, moría en extrañas circunstancias el presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, que más sugieren un asesinato premeditado, con el fin de que el magnate no se casara, como pretendía antes de las Navidades, con María Sánchez del Corral, directora de Márketing Corporativo y Marca del Grupo Santander, desde donde llevaba el patrocinio de Fernando Alonso, a cuyas carreras asistía siempre don Emilio. Según ha podido saber Rambla Libre, Emilio Botín estaba en trámites de divorcio y tenía pensado cambiar su testamento haciendo única beneficiaria a María Sánchez del Corral.
En el programa de Jesús Calleja, Ana Patricia Botín destiló odio hacia su padre, desde la infancia y la juventud, afirmando que su madre Paloma O´shea estuvo «mucho más cerca que mi padre» y como «jefe hubo sus más y sus menos», hasta el punto de que la ambiciosa Ana Patricia dijo resentida que «me echó» por un reportaje de diez páginas en las que se presentaba como la heredera del Banco. A su padre, de quien dijo que para él «el Banco era lo más importante», contó que la interrumpía y la vejaba, y en el momento clave «faltó sensibilidad» y «fallaron las formas». Ana Patricia tiene un odio cerval a su padre, ni una palabra de cariño, ni el más mínimo respeto. Según fuentes solventes, las razones de su despido fue por inútil, por mala gestora.
Luego tenía móvil: el odio unido a la necesidad de impedir que el matrimonio de su padre con María Sánchez del Corral se formalizará y cambiará su testamento. Según todas las fuentes, Emilio Botín murió en el lujoso apartamento reservado en la Ciudad Financiera del Banco de Santander, y no en el chalet familiar de Somosaguas, por el que literalmente ni pisaba. ¿Por qué se produjo ese cambiazo? ¿Por qué estuvo toda la noche el cadáver cambiando de lugar? Según la versión oficial, don Emilio murió en la bañera a primeras horas de la noche y fue encontrado al amanecer, del recurrente y consabido ataque al corazón. Impropio de un hombre que viajaba con un equipo médico, que tenía siempre a mano un desfribilador, acompañado siempre de servicio y de fuertes medidas de seguridad. ¿Nadie echó en falta durante largas horas al banquero? Raro, muy raro.
Según la demanda presentada por Juan Muñoz Bloise, el asesinato se produjo por el ciudadano colombiano Jesús Samper Gaviria, con el sencillo método de ponerle una inyección letal aprovechando la condición de diabético del banquero. Jesús Samper Gaviria, que existe, actuó por orden de Ana Patricia Botín. y contó con la complicidad de los responsables de Seguridad del Banco, Carlos Martínez, Carlos Rubio y Manuel García Entrena, quienes trasladaron el cadáver a Somosaguas para cambiar el escenario del crimen y evitar que se le hiciera la autopsia, con lo que no quedarían rastros.
Al tiempo, Ana Patricia Botín viajaba en avión privado desde Londres dispuesta a dar un golpe de mano y hacerse con la presidencia del Banco, que es lo último que deseaba su padre. Fue recibida por el vicepresidente primero, Fernando de Asúa Alvares, el secretario general, Ignacio Benjumea, el abogado del Estado, Rodrigo Echenique y una quinta persona que grabó la reunión, de donde salió Ana Patricia con su ambición cumplida. Cuando llegó Emilio Botín hijo acompañado de David Gutiérrez, jefe de gabinete de don Emilioy hombre de la máxima confianza, ya se les habían adelantado.
El Juzgado de Instrucción número 1 de Madrid no quiso hacer Justicia, ni tan siquiera llamó a declarar a los autores del crimen. Al contrario, empezó una sañuda campaña de desprestigio del denunciante, periodista de reconocido prestigio. En el funeral de Santander no se vertió ni una lágrima,ni se demostró el menor gesto de dolor. La crónica de El Confidencial refleja que toda la familia aparecía tranquila «incluso relajada» y la única «destrozada» era Ana Patricia Botín -ambiciosa como ella sola, máximo representante en España del Club de Bilderberg- pero no por ninguna relación paterno-filial sino «por el cansancio acumulado» haciéndose con la presidencia del Banco.
A María Sánchez del Corral se le tapó la boca recolocándola, una especie de puerta giratoria, en la empresa especialista en ellas, como Directora de Marketing y Marca de Telefónica. Se cerraba así el círculo. Pero la sombra de la duda perseguirá siempre a Ana Patricia Botín, la hija que odiaba a su padre, cegada por la ambición y temerosa de un cambio testamentario de última hora. No vas a quedar impune, bilderbgeriana, te seguimos los pasos, ya queda poco.