Luis Bru.
El problema de los payasos de la tele como Iñaki López, paradigma de la izquierda mediática, es que no se están enterando de la que el Gobierno socialcomunista nos ha echado encima, de la tormenta perfecta que ha organizado con su inutilidad, ineptitud, improvisación y el 8 M, y siguen mareando la perdiz y entreteniendo a la gente, dando voz a la izquierda de siempre como Andreu Buenafuente para que diga chorradas o a Iñigo Errejón para que diga banalidades de mañaco que no ha pegado un palo al agua y no sabe como generar riqueza porque nunca la ha creado, siempre ha sido un parásito. Decir a estas alturas que, al final, todos miramos al Estado o que se debe constitucionalizar el nivel de gasto de la sanidad estatal, son palabras vacías, porque si se mira al Estado es porque a la fuerza ahorcan y se le mira con terror porque no va a poder sostenerse él mismo, va a entrar en quiebra, y ni la sanidad estatal va a poder mantenerse, proque, después de tantos aplausos jaleados por los payasos de la tele, va a haber que bajar el sueldo brutalmente al personal sanitario.
Pero quince millones de euros de matute y fondos públicos, da para seguir con el cuento y la mentira e Iñaki López, el payaso de la tele, lo borda con la cara de decir tonterías mientras fracasa toda una sociedad, se va a la mierda el Estado de bienestar y llega el hambre, porque, a lo mejor o a lo peor, no hay dinero para la Cruz Roja ni para Cáritas. Todo se arregla con el apartotel de Isabel Díaz Ayuso, manido, y con poner a tres contertulios de izquierdas y tres contertulios de derechas y que se peguen un poco.
Los payasos de la tele como Iñaki López están asumiendo una gran responsabilidad, ni una crítica al Gobierno, que no tiene test, y por eso quiere confinar a los turistas, que hay que ser guilipollas, decirles que vengan para confinarse, porque les ha gustado a nuestros poderosos eso del confinamiento, y navegando por los mares siderales, diciendo que hay un equilibrio entre sanidad y economía, entre salvar vidas y el negocio, cuando aquí no se han salvado vidas y como si la gente no se muriera de hambre.