Luis Bru.
El programa Todo es mentira se ha puesto tan crítico con el Gobierno que da toda la impresión de que Risto Mejide se ha vuelto derechas. El nivel de crítica fue tal que Cristina Cifuentes, tertuliana de lujo se sintió en su salsa. Primero la crítica empezó con los tests falsos por segunda vez, luego el macroproyecto de compra de 263 millones de material sanitario, que se ha hecho una empresaria condenada por estafa. Luego en torno a las declaraciones del general Santiago se ensañaron con Fernando Garde-Marlaska. Más tarde a la ministra de Educación, Isabel Celáa, momento en el que Risto estalló y dijo que estaba «infantilizando el mensaje», de forma que «todo lo que es positivo es bueno y todo lo que es crítico es malo». Confunden bulo con crítica al Gobierno en un totum revolutum. Y la guinda fue la directora general del medicamento que ha saltado la cuarentena para ir a Santiago de Compostela con su familia aduciendo que ella es trabajadora esencial y puede hacer lo que da la gana. Total, lo importante, Risto Mejide ya no se dedica a perseguir ciudadanos infractores ni a empresarios requisables, sino que pasado a centrarse en el Gobierno. Hay ahí mucha tela que cortar.