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«Nueva defensa de la Hispanidad», de Ernesto Ladrón de Guevara, un libro oportuno, una idea imprescindible

Redacción




Enrique de Diego.

Ahora que la Unión Europea renquea y se torna cicatera, es oportuno volver la mirada a la Hispanidad, como hace en este libro Ernesto Ladrón de Guevara, con la reivindicación de una idea imprescindible.

Letras Inquietas es una editorial que se está especializado en libros breves con ideas clave, de fondo, de estilo directo y claro, que buscan el impacto y ser motivadores de acción. Este es el caso.

El autor no se anda con medias tintas ni circunloquios: «Este libro trata de dar respuesta a quienes quieren romper la nación española y hacer tabla rasa de su historia, a los manipuladores de turno, a los políticos de tres al cuarto que no les da mucho su inteligencia para sumergirse en ideas sistemáticas y profundas, a los nacionalistas que manipulan a los niños y les pervierten. Esto último debería estar penado».

Ernesto Ladrón de Guevara parte de varios axiomas: «uno: la nación española existe. Dos: las naciones fragmentarias en proceso de germinación que nacerán de la fragmentación de España no deben existir, porque perjudica al conjunto, incluidas ellas mismas. Tres: hay que favorecer la recuperación de la idea de la Hispanidad por nuestra supervivencia como comunidad hispana» de modo que «hay que restablecer ese elemento espiritual que vincula a la Hispanidad pro exclencia que civiliza el mundo y que tiene como base una cultura antropológica nacida del catolicismo».

Esa idea y realidad de la Hispanidad se obtuvo «tras siete siglos por lograr aplicar la idea cristiana de convivencia entre pueblos y personas basada en la dignidad humana y en el respeto a unos derechos que empiezan a apuntar que dimanan de esa dignidad individual. Una visión universalista marcada por la idea católica y la evangelización cristiana de nuevos territorios». De modo que «España no fue una nación sino un imperio civilizador» que crea hospitales, ciudades, universidades, nuevas técnicas de explotación agraria y de extracción de recursos materiales.

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Me emociona profundamente, como castellano viejo, la reflexión del autor: «¡Qué injustos somos hoy en día con esa Castilla madre de la Hispanidad!». Porque ésta «se funde con lo español que es algo intangible, algo espiritual». Brillante y oportunísima esta reivindicación del gran Ramiro de Maeztu, vector de soluciones dentro de ese gran proyecto nacional, de esas unidad de destino en lo universal, que España necesita como el comer en el momento presente. Porque si perdemos «la identidad española» nos llevará «a una forma de esclavitud» porque las potencias anglosajonas están al quite.

Por tanto, hay que defender y difundir dos rasgos esenciales: catolicismo y la lengua hispana. El proceso de secularización está detrás de las amenazas de fragmentación de España. El deterioro del cristianismo debilita a la nación y a la Hispanidad; el español no sabe ni quién es ni para qué ha nacido. Por eso, en mi opinión, este ideal grande debe empezar por la regeneración personal.  La lengua es básica, fundamental, «siendo la fuente de 22 países que tienen habla hispana». De modo que «el castellano se erigió como lengua hegemónica por voluntad de los hablantes y por razones utilitarias».

Por esta senda de reivindicación de la Hispanidad, la unidad del mundo hispano hace la fuerza, crea poder, «y seríamos la tercera potencia mundial».

Ernesto Ladrón de Guevara: Nueva defensa de la Hispanidad. Letras Inquietas, enero de 2020.