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Cine y pandemias

Redacción




Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

Pandemia, miedo, confinamiento, irresponsabilidad, sacrificio. Muchas sensaciones y adjetivos se agolpan en este tiempo de cuarentena, muy pocos días después de que el Gobierno de España alentara en todas partes manifestaciones para conmemorar un 8M que en boca de varios de sus ministros se ha convertido en un símbolo de desvergüenza y agresividad.

Decretado el Estado de Alarma – tal vez debió hacerse antes – un señor que ejerce como vicepresidente del gobierno, pese a sus escasos votos, se saltó la cuarentena ( a la que está obligado ya que aunque parezca mentira su consorte es también ministro, responsable del 8M y enferma de coronavirus ) y trató de poner las bases para un cambio de régimen. No pudo en el primer embate pero sigue insistiendo saltándose la cuarentena cuantas veces le viene en gana con la excusa de lo que llama la construcción de un escudo social. Cualquier término social suena sarcástico – por no decir aberrante – en un admirador de Lenin, Chaves o Maduro. Pero no es este asunto el objeto del presente artículo.

El cine ha tratado desde luego el universo angustioso de las epidemias, bien desde un tono realista o bien con la imaginería zombi ( los muertos vivientes ). La edad Media y sus epidemias ( El séptimo sello de Ingmar Bergman), las plagas y enfermedades que recorren el universo iconográfico de numerosas películas inolvidables. Recordamos la epidemia que va diezmando la belleza de los escenarios en la magistral Muerte en Venecia ( 1971 de Luchino Visconti ). Unas imágenes de decadencia y angustia que prefiguran las de Venecia en este invierno  y primavera de 2020 asolado por el coronavirus.

El clásico del cine sobre zombies es La noche de los muertos vivientes 1968 de George A. Romero ( junto a la espléndida Yo anduve con un zombie, 1943 de Jacques Tourneur ) es la mejor de su saga y la que muestra en toda su crudeza la amenaza terrible del muerto viviente. Una película española: No profanar el sueño de los muertos 1973 no le anduvo a la zaga, por cierto. En la era de los videojuegos ha llegado la avalancha (ResidentEvil en primer término ).

En Pánico en las calles, film noir del notable  Elia Kazan estrenado en 1950, Richard Widmark interpreta a un oficial de sanidad que tiene 48 horas para identificar el origen de un brote de peste bubónica en Nueva Orleans, antes de que se desate una histeria masiva. Se descubre que el paciente cero es un inmigrante ilegal que ingresó a los Estados Unidos en un barco mercante. El extranjero es aquí no sólo el origen de la plaga sino también una amenaza para la seguridad nacional, ideas típicas de la Guerra fría pero que vuelven a aletear  De hecho el cierre rápido de fronteras es uno de los elementos clave para detener una epidemia en su inicio. Con el coronavirus Rusia, Hungría, Polonia, Israel y al poco Estados Unidos lo hicieron. En España la medida quedó inédita pese a saber que el origen estuvo en China. Renunciamos en este artículo a examinar a fondo el origen de la expansión y los misterios en torno a ese murciélago responsable. Así como a la actividad inicial de la propia China que habrá de ser examinada en otro ámbito.

El director y escritor argentinoNicolasGoldbart es el autor de Fase 7, una película que  cuenta un aislamiento de una pareja en su departamento para sobrevivir a un virus mortal. Los protagonistas son Daniel Hendler, Jazmín Stuart, Yayo Guridi y Federico Lupp. Inquietante y poco conocida con escenas de auténtica angustia.

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El último hombre… vivo, 1971, un clásico dirigido por Boris Sagal con Charlton Heston, Anthony Zerbe, Rosalind Cash, Paul Koslo. Se basa en la novela de Richard Matheson y tuvo una versión anterior con Vincent Price  y una contemporánea (Soy leyenda ) con Will Smith. La mejor, sin duda, es la de 1971 con una impresionante interpretación de Charlton Heston ( tres años después de la magistral El planeta de los simios, de Franklin J.Schaffner ).

En la abandonada ciudad de Los Ángeles se encuentra Robert Neville (Heston ). La solitaria existencia de Neville viene amenazada con la caída del sol, cuando la Familia, una secta de criaturas monstruosas, toma, de forma violenta, la ciudad. Reunidos todos ellos en torno a la figura del líder, Matthias (Anthony Zerbe), este manipulador decide abandonar su propio refugio para salir a destruir cualquier legado de la era tecnológica, cuya existencia es concebida como la responsable de la destrucción de la civilización, y de la cual, Neville, es una clara representación. Todo cambia cuando descubre que, realmente, no está solo. El encuentro con una mujer (RosalindCash ) y un grupo de jóvenes será la esperanza del mundo. Neville tiene en su sangre la vacuna que solo el pudo probar y le ha hecho inmune. Con un simbolismo cristiano evidente, el protagonista (el omega man del titulo ) entregara su sangre y su vida para salvar a la Humanidad.

Efecto ‘Contagio’

Muchas películas en los últimos años ( y series de TV como Thewalkingdead ) han tratado la amenaza de una pandemia en sus diversas variantes. Recordemos algunas de ellas.

En El puente de Cassandra, de George Pan Cosmatos, 1976, la historia narra los intentos de supervivencia de los pasajeros que se encuentran atrapados en un tren afectado por un virus mortal.  Richard Harris y Sofia Loren encabezaron el reparto de esta trepidante película  de acción en la que encontramos también a Burt Lancaster, Ava Gardner y AlidaValli.

En 1997 era Guillermo Del Toro el que estrenaba Mimic. La trama nos muestra un futuro no muy lejano en que Nueva York es atacada por un brote epidémico, provocado por las cucarachas, que amenaza con la muerte a todos los niños. Terrible angustia fílmica.

Sin duda, el actual efecto de transmisión de una enfermedad infecciosa como el coronavirus está muy presente en Contagio2011, interesante y oscura obra de Steven Soderbergh.

La historia cuenta como un virus mortal comienza a propagarse por todo el mundo. En pocos días, la enfermedad empieza a diezmar a la población. El contagio se produce por mero contacto entre los seres humanos. Un thriller realista  y sobrecogedor sobre los efectos de una pandemia.

Virus (2013) es una película coreana de asombrosa actualidad: un virus aéreo y letal infecta a la población de una ciudad de Corea del Sur, a menos de 20 kilómetros de Seúl. El principio de la historia impresiona por su verosimilitud. Una película en el que el miedo y la paranoia contagian tanto como la propia enfermedad.

Estallido de WolfgangPetersen ( 2015  ) describe un virus originario de África que se extiende por Estados Unidos. La película denuncia el llamado ‘Outbreakmonkey’, un irresponsable que, aún sabiendo que está enfermo, acude a su centro de trabajo amenazando con infectar a los que le rodean.

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Tambien de 2015  es Doce monos, donde Terry Gilliam dirigía a Bruce Willis y Brad Pitt. Epidemia y ciencia ficción a partes iguales. Imposible no recordar, en «Doce monos», la imagen de los animales del zoológico sueltos por la ciudad, paseándose entre coches vacíos y edificios grises como panteones monumentales.

Epidemia y política

No es objeto de este artículo la descripción de las diversas teorías conspiratorias que sobrevuelan en torno a las pandemias. Pero, sin duda, un fondo de duda y sospecha se cierne sobre algunas actividades misteriosas. Y máxime si proceden de una dictadura  casi absolutamente opaca.

Guerra mundial Z (Marc Forster, 2013), 28 días después (Danny Boyle, 2002), Soy leyenda (Francis Lawrence, 2007, coinciden en describir como al brote de la plaga sigue la desintegración social y la desaparición de las instituciones democráticas. En su lugar, se puede llegar a imponer un régimen autoritario en el intento de restablecer el orden. Lo peor es cuando ese régimen se contamina de comunismo. Amenaza de la que España no está completamente libre aún.

A medida que avanza la epidemia, el dominio de la cultura humana es reemplazado por el imperio de la biología. Se puede imponer entonces la ley del más fuerte, o del poder que domina, dejando la moral en segundo término con el predominio de la razón de Estado o de Salud. ¿Tal vez porque nuestros sistemas no sirven para enfrentarse a las grandes crisis?.

Un vínculo entre epidemia y autoritarismo aparece asimismo en La peste, película de Luis Puenzo estrenada en 1992 e inspirada en la novela homónima de Albert Camus, de nuevo en moda por el coronavirus, que ha regresado a las listas de bestsellers gracias al coronavirus.

El primer efecto de la pandemia es el daño físico y la muerte en los casos más graves, pero el segundo efecto es retardado y también devastador: la crisis económica y tal vez la alteración de los modelos de vida o de gobierno. Aún está por aclarar las circunstancias por las que el coronavirus- originado en la ciudad china de Wuhan – ha nacido y se ha extendido. El modelo chino no puede exportarse- en circunstancia alguna – a la cultura occidental.

La esperanza

Hemos visto muchas calles y plazas desiertas por el confinamiento decretado por el estado de alarma. En una película insólita del cine español ‘La hora incógnita’ (1963), Mariano Ozores en su única incursión dramática imagina la evacuación de un pueblo madrileño a causa de la previsible caída  de un misil después de un fallo de cálculo por parte de los americanos. En las últimas horas antes de que impacte el cohete, un grupo de vecinos recorren las calles para hacer todo aquello que nunca pudieron cuando la ciudad estaba habitada: robar, tener una aventura, deambular …

Y, sin embargo, no podemos abandonar la esperanza.  En “La guerra de los mundos “ (Byron Haskin 1953 ) los virus salvaban a la Humanidad de la invasión alienígena. Esta espléndida película ( superior al remake contemporáneo que filmara Steven Spielberg ) se basa en el clásico relato de H.G.Wells que aterrorizó a Estados Unidos cuando Orson Welles lo convirtió en programa de radio.

Ahora son nuestros enemigos, pero – sin duda- serán derrotados. Es tiempo – una vez más – de fe en la visión trascendente de la vida y desde luego de fortaleza y esperanza.