Luis Bru.
Llevaba tiempo con ganas de decirte que me cago en tu puta madre, en la momia del Che y en las cenizas de Fidel. Por supuesto, tu madre, María Teresa Monsalve Aulestiarte era una santa, madre de cuatro hijos y no tiene culpa en haber traído al mundo a un degenerado mentecato como tú, Willy Toledo.
No eres más que un niño de papá, que era cirujano, José Toledo González, dicen que pionero de la cirugía torácica, que le dio para enviarte a Estados Unidos a estudiar interpretación, en vez de a la Cuba de tus amores de canallita y protegido del sistema, actor de tres al cuarto. “Creo que el modelo político de Cuba es un buen ejemplo”. ¿Por qué no te vas y te quedas? Es lo que te han venido a decir dos jóvenes, con toda la educación del mundo, tratándote de usted, mostrando que eres un incoherente gilipollas.
En el vídeo das pena. Eres una ruina humana. ¿A quién vas a ir tú a dar ostias? Contigo enfrente, Vox tiene la senda asegurada para llegar a lo más alto. Qué poco sentido del humor tenéis la escoria de la izquierda. Estáis todo el día provocando, insultando, agrediendo y basta que os graben con un móvil haciendo un par de preguntas para que se oiga el rasgar de las vestiduras de los biempensantes totalitarios. Público habla de “acoso”. Sólo falta que fuera violencia de género. Y 20 Minutos se pone exquisito: “los jóvenes han seguido al actor entre risas a pesar de la negativa de éste a responder a sus preguntas”. ¡Ni que fuera para tanto! ¡Qué poca cintura! Estamos hablando de la izquierda de los escraches, de la violencia verbal irrestricta de los piltrafillas Willy Toledo y Juan Carlos Monedero, con ese aspecto de escombreras. O del enclenque macarrilla de Pablo Iglesias que por ahí anda su vídeo pidiendo perdón por no dar de ostias a los contertulios de Intereconomía –Ariza fue el descerebrado que lanzó a ese falsario- o bravuconeando con salir a ejercer la justicia revolucionaria, ese cagado al que ahora tienen que proteger treinta policías.
Se podría tener compasión contigo, Willy Toledo, porque eres un enfermo mental. En 2015 declaraste que habías pasado “una depresión profunda que me ha tenido cinco meses encerrado en casa”. Quique San Francisco, que te conoce bien, ha señalado que tienes “una patología. Es un problema personal”. Al fin y al cabo, la izquierda es siempre una patología y un mercantilismo, robar y expoliar en nombre de los pobres, ludopatía sublimada; ama tanto a los pobres que los multiplica por millones, como hizo tu adorado Fidel, inmundicia, madame de las jineteras. O el asesino compulsivo de Ernesto Guevara, un psicópata ideológico, adicto a los fusilamientos.
Se podría tener compasión contigo, Willy Tolerdo, como te llama el gran Javier García Isac, a la vista de tu estado físico y mental, pero tampoco se te pueden ir consintiendo tus excentricidades y tus insultos de niño pijo mimado jugando a revolucionario de pacotilla. Me cago en todos los comunistas que en el mundo han sido, los mayores asesinos de la historia; me cago, porque me queda mierda, en todos los podemitas, de paso. Me cago en Santiago Carrillo y Pasionaria. Me cago en Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto, cuyas estatuas son una vergüenza para Madrid, y en los dos Pablo Iglesias. Los restos del ya muerto bien estarían en un vertedero.
Es que los dos jóvenes tienen toda la razón en sus preguntas: ¿por qué hay que combatir a ostias a los de Vox? ¿Tú cuántos como tú, ruina humana? Y ¿Por qué no te vas de España? ¡Vete a Cuba y no vuelvas nunca! O llévate a Venezuela a Errejón y a Monedero, que allí se come tres veces al día al tiempo que se adelgaza diez kilos. Milagros del comunismo genocida.
Cuídate un poco, pedazo de imbécil, Willy Tolerdo.