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No es un juicio, es un escándalo, no tiene fundamento

Redacción




Enrique de Diego.

El 15 de abril de 2016, fue detenido en una operación policial con pocos precedentes Miguel Bernad, secretario general de Manos Limpias, al tiempo era detenido Luis Pineda, secretario general de AUSBANC. Ingresaron en prisión preventiva quizás porque podían huir al extranjero o quizás simplemente para mostrar la saña que les tenía el sistema. Al fin y al cabo, Manos Limpias se atrevió a sentar en el banquillo a la infanta Cristina y hubo que inventarse que era boba o poco menos, la irresponsabilidad de la firma y el cargo en el Consejo de Administración.

A Miguel Bernad le cambió la vida. Ocho meses en prisión. Salió con la visión mal de los ojos, en una situación deplorable y con su familia destrozada, muerta su longeva madre, perdido el bebé que esperaba su hija. Miguel Bernad y Luis Pineda tienen un conocimiento episódico, Manos Limpias le ha pedido opinión en asuntos bancarios, en los que Luis Pineda es una autoridad, pero era fácil, y malvado, establecer la conexión hasta urdir una trama de extorsión, que sólo existe en la imaginación de algunos peces gordos del sistema, de algunas cloacas del Estado, de algunas pestilencias que sólo conocen el valor del dinero.

Miguel Bernad, en el momento de la detención. Todas las cámaras han sido avisadas. /Foto: politica.elpais.com

Visto con perspectiva, era lógico, pero perverso, que esa buena persona, pero un tanto ingenuo, que es Miguel Bernad pagará su precio a la corrupción que con tanta firmeza y con tanto éxito combatía. Luis Pineda extorsionaba a los bancos -que nos extorsiona a todos- para que le dieran publicidad a cambio de protección, en caso de que no pusieran llamada al de Zumosol que era el de Manos Limpias, Miguel Bernad. Tan delirante esquema hace aguas por todos lados, sólo un periodista ambicioso como Javier Chicote, del Abc del engolado Bieto Rubido, podía comprar mercancía tan averiada. Estaba cogido con alfileres, eres más propio de una novela barata hasta lo cutre, pero, al principio, hizo mucho ruido, con Miguel Bernad sin poder defenderse, sin poder contestar.

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En primer lugar de todos los registros minuciosos, en su casa, en la sede, se encontraron unos cientos euros, magro botín para un extorsionador; de todas las comisiones rogatorias por medio mundo -esas que no se mandan a José Bono- no se obtuvo nada de nada. Un fiasco. Los presuntos extorsionados no conocen a Miguel Bernad, dicen no haber recibido ninguna extorsión. Es inocente a carta cabal, es un buen hombre, lo que parece que no se puede ser en estos tiempos relativistas, donde no se distingue el bien del mal.

Ahora sabemos que a Luis Pineda le cazó el comisario Villarejo por encargo del banquero del PP, Francisco González, del BBVA. Que se grabaron conversaciones ilegalmente, que se prepararon informes falsos de la UDEF, que se untó al jefe de seguridad del BBVA, al comisario Villarejo, a jueces y fiscales, a policías, todo ese entramado que está para perseguir delitos no para crearlos, no para cometerlos, por la sencilla razón de que Luis Pineda había tenido la bendita ocurrencia de ganarle al BBVA el juicio por las cláusulas suelo, de donde vinieron pérdidas al Banco de muchos miles de millones, y había que organizar la venganza.

Ahora sabemos que ese juicio no tiene pies ni cabeza, ahora sabemos que es una pérdida de tiempo y de dinero del contribuyentes, que es propiamente kafkiano, que se celebra tarde porque tenía que haberse celebrado el 15 de abril de 2016 pidiendo perdón a Miguel Bernad y, en todo caso, a Luis Pineda.

El sistema nunca se equivoca, pero aquí ha metido la pata muy hondo. El sistema se cubre, se protege, pero aquí sería demasiado obvio, demasiado grave para la opinión pública, demasiado descrédito para la Justicia. No es un juicio, es un escándalo, es una farsa. El juicio no se ha suspendido por todos las fallas, por todas las chapuzas, el fiscal mutila el informe de la UDEF y aparece con seis folios cuando le da la gana, sin cadena de custodia, un informe elaborado por Villarejo sin firma, se ha retrasado por ocupaciones de las magistradas. Ojalá nunca se celebre. Sería la forma de resarcir a Miguel Bernad, preso político con todas las letras, de tanto sufrimiento y el herrumbroso edificio de la Justicia empezaría a ser respetable, porque está en pleno descrédito por los cuatro costados.