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Ignacio PaniAguado de lo que más sabe es de implantes capilares: el pin capilar

Redacción




Editorial.

Ciudadanos ha sido cogido con el pie cambiado por el pin parental y no se entiende bien la razón, porque es de sentido común, y solo desde la sumisión a la agenda globalista de ese partido que mueve entre la escoria y el lodazal, y está determinado a desaparecer, se puede explicar. Oponerse a que sea necesaria una autorización de los padres para que los alumnos asistan a actividades complementarias es rechazar el adoctrinamiento, que se perpetra a través de los «talleres formativos de diversidad sexual». Es no conocer la vida en los colegios actuales, asfixiante por las comeduras de coco y la implantación de una nueva religión que carga a los ciudadanos con onerosos deberes y le infunde el miedo a pensar por libre.

La ministra Celáa ha dado el tono indicando que «los hijos no son propiedad de los padres», auténtica salvajada que es claramente anticonstitucional y que nos retrotae a las peores épocas del nazismo o del estalinismo. Los hijos no son propiedad del Estado, como propugnan el PSOE y Podemos. No lo son de las asociaciones subvencionadas, ni de los colectivos, defender hoy, aquí y ahora, es defender la libertad personal. En la malhadada época del nazismo la familia fue un foco de resistencia frente a los planteamientos totalitarios, que predicaban, según la célebre frase de Mussolini, «todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra él».

Begoña Villacis ha dicho que el pin parental no se implantará ni en Murcia, ni en Madrid, ni en Andalucía. Es adoptar la postura más radical y mostrenca. Es, además, un despropósito porque en Murcia y prácticamente en Andalucía ya se ha implantado. Ciudadanos mantiene la reivindicación de un pin parental para toda el territorio nacional, que se puede elegir y hacer práctica la decisión de los padres de educar a sus hijos en castellano. Es una postura incoherente a todas luces la de Ciudadanos, que ha de decidir si estamos ante una izquierda patriótica o a ante una derecha acomplejada. Si fuera una izquierda patriótica debería haber pactado con Pedro Sánchez. Ahora sólo quedan en Ciudadanos un manojo de complejos que estallan el Día del Orgullo Gay cuando son agredidos, porque no son suficientemente progres.

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En ese sentido, el paradigma de la estupidez y la esquizofrenia en Ciudadanos en Ignacio PaniAguado, que niega la existencia de «subvenciones ideológicas», porque es progre vergonzoso y vergonzante, entregado a la izquierda, y luego se opone al pin parental como un tecnócrata hortera diciendo que el tema no entra en una negociación sobre los Presupuestos. «Cuando a setas, a setas, cuando a Rolex, a Rolex». Obviamente, el debate de los Presupuestos es el más importante, el que resulta más decisivo, el que responde mejor al principio que da origen a la democracia: representación, tributación. Y, por tanto, Vox hace bien, tiene toda la legitimidad democrática de plantear el pin parental de car al debate de Presupuestos y considerarlo condición sine qua non. Es decir, en los Prespuestos, a setas o a rolex. Ahora toca Madrid, donde Ciudadanos puede poner en peligro el pacto de Gobierno. Ciudadanos puede pactar con el PSOE, con Más Madrid, con Unidas Podemos, con Esquerra Republicana de Cataluña, con el PNV y Eh Bildu, Sería un triste final para Ciudadanos. En otro caso, tendrá que ceder al sentido común y a la defensa de la libertad.

Ignacio PaniAguado sabe, a lo que se ve, de implantes capilares, el pin capilar.