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Joaquín Prat, decepción en Cuatro al día

Redacción




Luis Bru.

Joaquín Prat llegó a Cuatro al día para agitarlo toda vez que el tono cansio de Carme Chaparro no despegaba. Pues bien, es una auténtica decepción. No es capaz de salirse del guión de lo políticamente correcto hasta la náusea, hasta abjurar del principio de todo periodismo que es la búsqueda de la verdad.

Se trataba el artefacto explosivo que los Tedax han detonado en Hortaleza. Irresponsablemente, Cristina Fallarás se tiró a la piscina y se inventó un ataque de la ultraderecha, preferentemente de Vox, y unos gritos de esto va ser «la nueva España». Todo un invento de una frívola. El ataque ha sido protagonizado por un hombre de origen magrebí que había sido acogido en el Centro. Vaya metedura de pata. Joaquín Prat recurrió al fácil expediente de no criminalizar y trató de dar la noticia debanjo en la nebulosa si había sido Vox. Cristina Fallarás, bocachanclas, se lío con tres elementos de la noticia, los gritos, la llamada de un guardia de seguridad y, por fin, el hecho real del autor del suceso. Cristina Fallarás no hizo ninguna llamada, pero tenía muy claro que Rocío Monasterio había generado en campaña electoral un clima de odio presentándose ante un Centro de Menores, y otro contertulio histérico culpó también a Rocío Monasterio. Tuvo que intervenir una contertulia de Libertad Digital para decir que no había tenido nada que ver Rocío Monasterio.

Con estas artimañas, Joaquín Prat se desacredita y obtiene pobres audiencias.