Javier Entrambasaguas.
El Consejo General de Ciudadanos ha sido una decepción: que algo cambie para que todo siga igual. Sin ideas, sin proyecto, mimetizándose con el PSOE, pero pactando con el PP y gobernando gracias a Vox, que cuando se lo recuerdan a Ciudadanos se ponen de los nervios, sobre todo Ignacio Aguado que parece estar a disgusto en la Comunidad de Madrid y sólo sale en los medios generando problemas.
La votación a mano alzada ha sido un total despropósito, que desdice de Inés Arrimadas, una señora que se viene abajo por días y que desde que dejó Cataluña no da una a derechas. Francisco Igea ha mostrado su malestar en tono agrio pero convincente. Lo ha calificado de «bochornoso». Luis Garicano ha prometido que «se harán cambios importantes». Pero la gestora es la misma que la ejecutiva saliente y va a estar hasta marzo, en un momento crítico.
Incluso José Manuel Villegas sigue. ¿Cómo no va a seguir? De él depende, y de Carlos Cuadrado, la financiación de Ciudadanos y podría estallarles en la cara. De Fran Hervías hemos sabido que ha colocado a su cuñado en la Junta de Andalucía y sigue, a pesar de haberse saltado a la torera los criterios que Ciudadanos pregonaba de mérito. Pero, claro, ¿cómo no va a seguir? Tienes las claves del sistema telemático, que nadie se cree.
Ciudadanos va hacia la desaparición, cometiendo un error detrás de otro. Parece mentira un proyecto regenerador, decían, es ahora un proyecto a la deriva. Inés Arrimadas llega tarde y mal.