Para sorpresa de algunos y satisfaciendo las expectativas de otros, el Real Madrid demostró su potencia en esta nueva temporada. Después de un tiempo duro dentro y fuera de la cancha, el equipo pudo equilibrarse y volver a la pista con más fuerza que antes.
Hace poco más de un mes no se esperaba demasiado del equipo blanco. Con la salida de Ronaldo a mediados de 2018 el desempeño comenzó a decaer y muchos se preguntaron cómo haría Zidane para sustituir esa falta. Incluso los seguidores llegaron a cuestionar el rendimiento del equipo, que claramente carecía de una figura fuerte que orientara el juego dentro de la cancha. Sin embargo, en la primera fase de esta temporada 2019-2020, el Real Madrid volvió a pisar fuerte.
Una aparente caída
Sin lugar a dudas la ausencia de Cristiano Ronaldo había dejado al Real Madrid tambaleándose. Mientras que el portugués continuaba con una nueva etapa en la Juventus, el equipo para el que había jugado durante una década empezaba a hacer agua por todos lados.
Tal era la situación que muchos de los seguidores apostaban por el futuro de los madridistas, de lo que se puede encontrar un ejemplo aqui. Eran tiempos en los que las promociones de las casas de apuestas estaban al rojo vivo, porque nadie paraba de especular acerca de las posibilidades en las próximas temporadas. La anterior fue una de las peores en toda su historia; llegó a juntar más de quince derrotas. Hasta algunos de sus jugadores más destacados reconocían la falta de Ronaldo y la imposibilidad de reemplazarlo con alguien igual de fuerte.
Si hubo algo realmente importante a destacar, fue la actitud de los jugadores más veteranos, que manifestaron su negación a retirarse del Real Madrid hasta que las cosas no se estabilizaran un poco. Esa lealtad es probablemente uno de los impulsos más grandes para Zidane, que poco a poco empezó a armarse con una estrategia de juego que pudiera reubicar al equipo entre los primeros, otra vez.
La vuelta tan esperada
Cada equipo se destaca por un modo de juego. Lo cual no significa que no deba modificarse cuando deja de funcionar. Afortunadamente para Zidane (aunque le tomó su tiempo), terminó siendo visible una salida o nueva entrada para el Real Madrid, con una forma de ofensiva y una defensa de sus jugadores distintas a lo que se acostumbraba. Esta vez, tanto el ataque como la defensa se mantienen equilibrados, y para los rivales ya no resulta tan fácil sacarlo del medio.
En su pasado duelo contra el Eibar esto quedó muy claro. Ya no hay reveses desesperados ni medidas rápidas para salir de un apuro. Esta vez, el equipo volvió a moverse en armonía, con una velocidad destacable pero que le permitió impedir el avance de los rivales, y medir la presión vivida por ambas partes durante el partido.
Para muchos, lo que Zidane debía advertir era el valor de sus jugadores. Ya pasó demasiado tiempo como para detenerse a lamentar la pérdida de Ronaldo, y ahora es momento de hacer relucir las habilidades de los que están. Eden Hazard fue una de las últimas adiciones, con un potencial innegable que no tardó en demostrar una vez suelto en la pista.
Ahora, el cuadro blanco espera a su encuentro con el Barça, y nuevamente las apuestas vuelan. Una perspectiva mas detallada deja entrever la complejidad de este nuevo duelo, que pone de rivales a los equipos más fuertes de la liga, y que ya generó un malestar en el Real Madrid porque el Barça le lleva 29 horas de ventaja para prepararse, y desde el sector madridista se sospecha que se debe a un favorecimiento a los azulgranas. Aun así, y con más razón, el clásico se palpita emocionante.
Además, mientras que la fecha en una primera instancia se posicionaba para jugarse el pasado 26 de octubre, finalmente se oficializó para el 18 de diciembre, a las 20 horas en tiempo de Barcelona. El cambio de fecha tuvo como motivo los altibajos vividos en Cataluña y la situación político-social que se vive en el territorio.