Luis Bru.
El trato dado a Ciudadanos y a la dimisión de Albert Rivera es el propio de un personajillo como Federico Jiménez Losantos y ha batido récords de bajeza moral e ingratitud, de falta de criterio. Hay que recordar el firme apoyo prestado por Losantos a Ciudadanos y a Albert Rivera, el hecho de que la candidata a la Xunta de Galicia fue Cristina Losada, una colaboradora de Libertad Digital que Losantos personalmente aconsejó a Rivera, y no digamos Juan Carlos Girauta, el chico para todo de Libertad Digital, que abandona la política sin un misero y digno obituario.
El día antes de su dimisión Losantos con su voz zumbona y atimplada bramabra contra Albert Rivera, al día siguiente lamentaba el vacío de poder dejado por Rivera, que, ciertamente, había obtenido «los peores resultados inimaginables», pero que dejaba a su sucesora, Inés Arrimadas «en el cuarto mes de embarazo». De la noche electoral, destacaba a Lorena Roldán «que se reía y no se sabe por qué». De otro de los posibles sucesores, Ignacio Aguado afirma que «está convencido que él tiene que estar en la Moncloa».
Pero lo que no tiene pase es el trato dispensado a Juan Carlos Girauta. El hombre que llegó a decir en una presentación de un refrito de Losantos que «en el año 1995 cuando me sentía muy solo, Federico me reivindicó. Luego me acogió en Libertad Digital y me pude dedicar a cantarles las cuarenta a todos los nacionalistas en todos los medios de comunicación. Te lo debo casi todo Federico«. Se ha ido diciendo que «pierde sentido la política sin Albert Rivera» y no ha tenido ni una palabra de despedida de Federico Jiménez Losantos. Ingrato.