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Ayanta Barilli: La leyenda húmeda

Redacción




Luis Bru.

Ayanta Barilli, a la que no escuchaba nadie. Con su Electra patológico, típico de una hija cuyo padre la ha tenido siempre abandonada de niña y que la dejó a su suerte huérfana y adolescente en Madrid (y vaya suerte corrió), se dedica con él no sólo a salir en sus programas y a contarse sus experiencias swinger. Hija del escritor Fernando Sanchez Dragó y de la profesora de historia y filosofía Caterina Barilli. Tres años después de la temprana muerte de su madre, se trasladó a Madrid en 1981. Es actriz, locutora de radio y escritora, finalista del Premio Planeta 2018, con su novela Un mar violeta oscuro.y también ha trabajado en televisión, cine y teatro como actriz, directora y productora. Actualmente dirige el programa de radio A Media Luz, un magacín cultural en la emisora Es Radio.

¿Cuándo se cruzó si vida con la de Federico Jiménez Losantos y por qué? Todo el mundo da por supuesto que por ser hija de Fernando Sánchez Dragó, por el que Losantos siente admiración. En una ocasión lo definió como “un hombre bueno”, ante el asombro de César Vidal. En 2001 comenzó a colaborar con la Cadena COPE en La Linterna de Federico Jiménez Losantos y en 2003, en La Mañana como crítica de teatro y de libros, con el espacio titulado «Grandes mujeres en la historia de España» y la sección Un año de amor, un concurso radiofónico de cartas de amor.

Federico Jiménez Losantos se la pasó a La Linterna a César Vidal, como le dejó a todos los de las secciones y a los colaboradores.  Los fue podando con el paso del tiempo.  Con Ayanta, fue más fácil. Losantos le propuso que hiciera una sección en su programa con una colaboradora suya. Se lo dijo y esta mujer, con muy buen criterio, dijo que no porque Ayanta no tenía ni idea y no podía llevar una sección a medias con ellas.  Cuando se lo comunicó a Federico Jiménez Losantos, le dijo: «es seguro que quiere más dinero…» y le contestó: «no, es que piensa que Ayanta no está capacitada.  Y yo pienso lo mismo». Losantos se lo tomó muy mal hasta el punto que fue la primera vez que tuvieron una divergencia.  Un par de días después, Ayanta me llamó para decirle a César Vidal que dejaba de hacer la sección que tenía en su programa y yo vi el cielo abierto.

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Desde el principio siguió a Losantos en la aventura de Es Radio. Ocupó un horario nocturno con el programa Es Sexo, que ya lo dice todo sobre su contenido. “No lo escuchaba ni Blas” sentencian fuentes de Libertad Digital. A Federico Jiménez Losantos le gusta mucho, tanto para pagarle por esa cochambre de bolas chinas la cantidad de 60.000 euros anuales, de los de entonces, pero también cobraba dietas y aquello era la caraba. Para remate, se iba siempre que le apetecía y tenía una sustituta que – imagino – pagaría la casa.

La fama de mujer fatal, muy extendida en ese pequeño mundo que es Libertad Digital, se edifica sobre la caída de Javier Rubio, el amigo de toda la vida de Losantos. Se ha explicado a partir de su rechazo a que Ayanta tuviera un programa en la TV de LD. La divergencia vino por el dinero que percibiría porque Javier pagaba simbólicamente. A título comparativo, César Vidal dirigió varias temporadas Corría el año… y le pagaba una cantidad miserable aunque él más bien lo hacía por la causa.  Al parecer, Javier le dijo que sus pretensiones eran inasumibles y a partir de ahí Losantos comenzó a mirarlo mal.  Acabó cayendo y con él una amistad de décadas.

A media luz ya no es de sexo, pero tampoco lo escucha nadie. Salvo Federico, claro, que siempre ha considerado sus retribuciones y su persona, intocables, y la defendió a capa y espada cuando César Vidal atacó, y la de otros, su posición privilegiada. “Esta señora es un no parar y bien que tiene engañados a casi todos. De casta le viene al galgo. Y sus redes sociales dan mucha pena, poco éxito y una cursilería nauseabunda habitual, impropia de una escritora de supuesto prestigio”, nos comenta uno de sus críticos más contumaces. La leyenda continúa,