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Empieza el show de Ana Julia

Redacción




Javier de la Calle.

Ciento cincuenta periodistas están acreditados para el juicio de Ana Julia que se inicia hoy. Se rememorarán trece días que se nos pudieron evitar a todos con una resolución lógica del asesinato de Gabriel Cruz. El 27 de febrero del año pasado desaparecía el niño de 8 años Gabriel Cruz y su cadáver se encontró el 4 de marzo cuando Ana Julia Quezada lo llevaba en el maletero de su coche. El despliegue para la búsqueda costó 200.203 euros que ahora la Fiscalía reclama a Quezada.

La capacidad de figuración de Ana Julia, concediendo entrevistas, ofreciendo una recompensa, consolando al padre, llegó hasta el punto de que el 3 de marzo Ángel y Ana Julia salieron juntos a intentar dar con Gabriel. Fue ese día cuando, según la fiscal, la dominicana propició el hallazgo de una camiseta del niño en un lugar que había frecuentado con una expareja suya, con el fin de despistar a la Guardia Civil y dirigir las sospechas sobre este hombre.

Fue uno de los mayores desastre humanos y una auténtica chapuza policial. Ana Rosa tenía un historial para ser situada como la principal sospechosa. Una hija suya murió en Burgos y quedó en un accidente, con la niña trepando sonámbula y cayendo por la ventana. Ni tan siquiera el cuerpo apareción distanciado, como hubiera sido lógico. Ni tan siquiera se la interrogó, porque estaba muy nerviosa; soberana chapuza policial. Estafó a dos señores de edad con los que inició una relación y les hizo pagar operaciones de cirugía estética, alguna realizada en plena agonía del pagano. Luego el teniente coronel Jefe Accidental de la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, José Hernández Mosquera, y el comandante de la UCO Jesús Reina, al mando del operativo fueron incapaces de indicar que se rastreara la finca familiar de Las Pedroñeras porque no tenían Ana Julia como sospechosa, a pesar de que en declaraciones radiofónicas se le escapó que Gabriel Cruz estaba muerto y porque preferían pensar que estaba vivo, dejándose llevar por un sentimentalismo ciego.

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Gabriel Cruz estaba sentenciado desde el mismo momento en que su padre inició una relación con una persona tan conflctiva y desprotegió a su hijo. En memorable ocasión, ese ignorante ilustrado que es Ignacio Escolar dijo que se hacía escarnio de que fuera «mujer, negra e inmigrante», pero todo indica que eso pesó a su favor.

El fiscal pide prisión perpetua revisable, y el caso será visto por un jurado popular de nueve personas, que tendrán que dilucidar si el homicidio fue intencionado o se cree la versión de Ana Julia de que se produjo en un forcejeo después de insultos racistas del niño. No tendrá a Ignacio Escolar como abogado defensor, porque no tiene estudios.

El caso siempre fue mediático y seguirá siéndolo: Ana Julia Quezada tiene su show.