Luis Bru.
La situación es alarmante. Todas las expectativas están abiertas. Las más negras y sombrías. El hecho objetivo es que Libertad Digitak SA, ni ninguna de las emoresas del holding, ha presentado cuentas en el Registro Mercantil. Los fanáticos de Losantos han de ponerse en lo peor: ¿está Libertad Digital SA en situación de quiebra? La situación más probable induce a dar una respuesta positiva, a tenor de los datos contables presentados en 2017. Es la primera vez que Libertad Digital SA no presenta cuentas. La no presentación de cuentas no lleva consigo sanciones. Sabemos que en 2017 tenía 3.589.466,75 en préstamos «a otras empresas del Grupo» y 2.987.546,o1 en impuesto diferido y había perdido 302.519,37. Lanzó una ampliación de capitales por 1.507.550 euros, restringida a los accionistas, de la que cubrió poco más de los 900.000 euros, con dinero del propio Losantos,
Sabemos que hay una oferta de tres millones por el 51%, con una serie de condiciones entre las que se incluye un ERE y la salida de Javier Somalo y Luis Rodríguez. En esa línea se interpreta la salida de Federico Jiménez Losantos en los medios: está intentando dar la mejor imagen y quizá ahí esté la clave de que haya pedido a todo el mundo que lo entreviste. Pero observemos que todo ha sido a mayor gloria de Federico Jiménez Losantos y apenas hay menciones a la radio. A tenor del conocimiento del personaje, es posible que acaricie la idea de que lo fichen y de vender a los demás por el mejor precio. Sueño sin base real de darse porque lo cierto es que nadie lo va a contratar y no le queda más remedio que o vender y someterse o cerrar. También es posible que se aferre a la idea de que el PP va a salvarlo, pero eso es imposible. La cuestión está en que los números pueden ser tan malos a día de hoy que no interese ya comprar Libertad Digital y sólo quepa esperar una agonía que no será tan dilatada como la de Julio Ariza. ¿Y qué será de Ayanta Barilli?
El departamento de administración de Libertad Digital-Esradio es hermético hace años. Nadie más de la empresa tiene acceso a la más mínima información financiera ni de ningún otro tipo si no es con el permiso expreso de Losantos y su camarilla. Entre los trabajadores que llegaron a la empresa con ilusión (no quedan tantos de los primeros años) esa ilusión de trabajar en un medio que defiende la libertad ha desaparecido y se conforman con cobrar a final de mes. Hay desencanto generalizado que comenzó cuando marchó César Vidal, porque era muy apreciado por todos.
Alea jacta est. La suerte está echada.